SANTIAGO.- "Encendía incluso las habitaciones más oscuras" o "tenía una risa y sonrisa contagiosas" son algunas de las frases con las que la familia han recordado a la
pequeña de tres años, que el fin de semana falleció tras sufrir un trágico accidente en un juego inflable.
El hecho ocurrió en una
playa de Gorleston, una localidad ubicada en el condado de Norfolk (este de Inglaterra), hasta donde la niña llegó junto a su familia para
disfrutar de un domingo de diversión. Sin embargo, alrededor de las 11:00 horas pasó lo peor:
mientras la menor saltaba en un trampolín inflable, este explotó y la lanzó por el aire, tras lo cual la pequeña cayó de lleno sobre el suelo.
Otros visitantes del balneario recordaron
haber escuchado un estruendo y luego haber visto a la niña volar por el aire.
"Ella se elevó fácilmente más de seis metros y aterrizó en la arena. La madre corrió gritando y llorando por ayuda. La gente actuó en conjunto. Una niña llamó a la policía y otras personas despejaron la zona (...) Una niña
le dio respiración boca a boca y reanimación cardiopulmonar", relató un hombre que se encontraba en el lugar.
La menor
fue trasladada rápidamente hasta el Hospital James Paget, donde finalmente murió.
Ayer muchas personas se acercaron al sitio del accidente, para
rendir honores a la pequeña, dejando ramos de flores y muñecos de peluche. Asimismo, su familia abrió una página en JustGiving, con el objetivo de
reunir dinero para instalar una banca de parque en recuerdo de la niña.
Curt Johnson, el dueño del trampolín inflable y de los otros juegos que estaban instalados en el lugar, también rindió tributo a la niña. "Estamos
en completo estado de shock y le enviamos nuestras más profundas condolencias a la familia. Estamos en pedazos y totalmente devastados, no podemos dormir, no podemos comer, nos sentimos enfermos hasta lo más profundo", señaló.
Por su parte, el
político conservardor Robert Halfon llamó a la prohibición temporal de los juegos inflables, recordando también la
muerte de una niña de 7 años ocurrida en 2016, cuando un castillo se soltó de las amarras en Harlow, Essex.
Algo similar ocurrió en
Girona (España) en mayo de 2017, cuando una atracción similar perdió sus anclajes de seguridad y rodó por unos 40 metros con seis niños en su interior. Los menores salieron expulsados del juego y uno de ellos, una menor de 6 años, falleció producto del hecho.