SANTIAGO.-
Más de mil personas repletaron ayer el gimnasio del Brooklyn-Guernsey-Malcom High School en Iowa (EE.UU.) para
despedir a Mollie Tibbetts (20), la joven estadounidense cuyo cuerpo fue encontrado la semana pasada en un campo de maíz.
En la oportunidad,
Rob Tibbetts, el padre de la estudiante de psicología, pidió a los presentes
recordar a su hija "celebrando algo maravilloso" y no por la forma en que murió. Mollie desapareció el 18 de julio pasado, tras salir a trotar y, según reveló la autopsia realizada a sus restos,
la joven falleció producto de "múltiples heridas corto punzantes".
"Hoy
necesitamos dar vuelta la página. Estamos en el
final de un largo calvario. Pero tenemos que volvernos hacia la vida, hacia la vida de Mollie, porque Mollie no es la víctima de nadie.
Mollie es mi heroína", sostuvo Rob.
Cristhian Rivera es, hasta el momento, el
único detenido y acusado por el homicidio de Mollie. El hombre de 24 años es
de origen mexicano, y ha vivido de manera ilegal en Estados Unidos por entre cuatro y siete años.
Según ha podido determinar la investigación, Rivera -quien trabajaba en una granja lechera ubicada en los alrededores del lugar donde Mollie fue vista por última vez-
siguió a la joven, quien le pidió que se alejara o que de lo contrario llamaría a la policía. El acusado
ha afirmado que tras aquello no recuerda lo que sucedió.
La fianza de Rivera está fijada en cinco millones de dólares y
de comprobarse su culpabilidad, arriesga cadena perpetua sin posibilidad de acceder a la libertad condicional.
