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Dudas y acusaciones: El presente de la joven secuestrada y violada durante más de un mes en Marruecos

Las imágenes de Khadija indignaron a quienes escucharon su relato y vieron los tatuajes y quemaduras que sus captores dejaron en su cuerpo. Expertos creen que los tatuajes son imposibles de borrar, sin causarle un serio daño en la piel.

06 de Septiembre de 2018 | 10:48 | AFP/AP
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"Pese a ser fuerte, está perturbada", dijo un cercano a la familia, acerca de cómo ha afectado a Khadija los cuestionamientos sobre su testimonio.

AFP
OULAD AYYAD, MARRUECOS.- "(Ella) tenía mala fama y se lo buscó", dijeron dos de los padres de los doce jóvenes detenidos hasta el momento, acusados de haber secuestrado, violado y torturado durante más de un mes a una menor de 17 años en Marruecos.

El caso de Khadija impactó a su país y al mundo, cuando se difundieron imágenes de cómo sus secuestradores dejaron su cuerpo lleno de quemaduras de cigarro y dibujos tatuados, y en algunos casos, hasta escribieron los nombres de algunos de ellos.

En su aldea, Oulad Ayyad, al centro de Marruecos, la gente parece dividirse entre quienes la apoyan y quienes dudan de su testimonio.

Según uno de sus vecinos, la joven prefirió "huir de las miradas" en los últimos días, lejos de la pequeña casa donde vive su familia, en el centro de este pueblo rural cruzado por una sola vía asfaltada. "Su testimonio causó mucha compasión aquí, pero algunos cuestionan su versión de los hechos", explica en voz baja este cincuentón, que no da su nombre.

En un video que se volvió viral en internet, la joven contó que fue secuestrada, violada y martirizada entre mayo y junio por jóvenes del lugar.

Este testimonio filmado, donde muestra los tatuajes y huellas de quemaduras en su cuerpo, causó una ola de solidaridad en las redes sociales y una petición online donde se pide "justicia para ella", que ya recibió más de 70.000 firmas.

"Cuando esos delincuentes trajeron a mi hija y la vi en esa condición, me desmayé, colapsé", contó a AP la madre de la adolescente, horrorizada por las marcas en su piel y segura de que su hija "ha perdido su honor".

Se creía que los agresores habían hecho los dibujos con una especie de tinta china, pero una especialista en borrar tatuajes, la suiza Linda Paradis, visitó a la adolescente en su casa y examinó las marcas.

"Lamentablemente, el producto utilizado es una pintura mural de muy mala calidad que le provocó una alergia en la piel", escribió la mujer. "Ningún láser en el mundo podrá interactuar correctamente con esta pintura (…) y si se insiste, esto liberará las moléculas en la sangre, con riesgo a la larga de una enfermedad en la piel o infecciones".

La "culpa" de Khadija: Ser un poco libre


"Esta joven tenía malas compañías (...) Se la veía salir con muchachos", dice Ahmed, quien tiene una tienda cercana a la casa de Khadija y rechaza también dar su apellido.

Según él, los padres de algunos de los acusados "propusieron un arreglo y su padre estaba dispuesto a aceptar, hasta que asociaciones (de ayuda a mujeres víctimas de violencia) intervinieron".

En este día muy animado en el mercado semanal, las escasas mujeres que cruzan las calles llevan el velo y djellaba (túnica) tradicionales. "Es una región conservadora", asegura Mustapha, conductor de camión que toma té en uno de los cafés frecuentados por los hombres del pueblo.

Aquí, como en muchas regiones rurales de Marruecos las niñas se quedan en la casa, se casan muy jóvenes y no frecuentan hombres.

El pueblo de Oulad Ayyad, que obtiene lo esencial de sus ingresos del cultivo de la remolacha y de su fábrica de azúcar, pertenece a la región más pobre del país, con poco acceso a la educación y los servicios, según un estudio reciente publicado por el Alto Comisariado del Plan (HCP), el instituto marroquí de estadísticas.

Como muchos, Khadija detuvo sus estudios a los 12 años pues su familia es muy pobre para que pudiera seguir en la escuela. "Era un poco libre, su padre le permitía salir y vivir como quisiera; no es el caso de las muchachas aquí", explicó Mustapha que "conoce bien la familia".

"Lo que le ocurrió nos da pena. La mayoría de la gente siente compasión por ella, porque le puede ocurrir a cualquiera", reitera Hassan, otro cliente del café.

Cultura machista


Doce de los presuntos agresores, de entre 18 y 28 años de edad, fueron detenidos de manera preventiva con diferentes acusaciones, que van desde "trata de un ser humano menor", "violación", "tortura y uso de arma causante de heridas y secuelas psíquicas", hasta "formación de banda organizada, secuestro" y "no asistencia de persona en peligro", según informaciones obtenidas ante una fuente judicial.

Algunos de los detenidos reconocieron los hechos, según Ibrahim Hachane, abogado de Khadija, pero eso no fue suficiente para calmar a los detractores de la adolescente. "Desgraciadamente la cultura machista provoca que algunos responsabilicen de lo sucedido a la persona a la que le ocurrió", lamenta el abogado que es parte de la Asociación de Defensa de derechos humanos (AMDH).

A esto se le suman las declaraciones de los padres de los sospechosos, que la acusan de mentirosa y lanzan cuestionamientos sobre su modo de vida.

Todos estos comentarios que ponen en duda el testimonio de lo vivido, tienen mal a Khadija, dicen sus cercanos.

El doctor Abdenbi Halmaoui, farmaceuta que la acompañó en sus diversos exámenes médicos con una ginecóloga, un dermatólogo y un médico biólogo, dice haber aconsejado a su familia quitarle su teléfono celular "para que no tenga acceso a internet".

"Recibirá acompañamiento psiquiátrico. Pese a ser fuerte, está perturbada", dijo este profesional.
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