The New York Times (imagen referencial)
SANTIAGO.-
Lyla Stensrud es una típica niña a la que le encanta jugar y estar con otros niños, a pesar de que tiene un
pequeño retraso en el habla, hasta ahora la única consecuencia de haber
nacido a las 21 semanas de gestación.
Sí, porque Lyla,
vino al mundo cuando su madre tenía menos de cinco meses de embarazo, convirtiéndose así en la
guagua más prematura que ha sobrevivido alguna vez.
Hoy,
casi cuatro años y medio después, Courtney, la madre de Lyla accedió a hablar por primera vez con la prensa respecto a cómo fue el nacimiento de su hija, a quien describe como una "luchadora".
"
Tenía 20 semanas y media de embarazo y me desperté en una piscina de sangre", recordó, según publicó el Daily Mail. Courtney se dirigió rápidamente al hospital, donde quedó internada durante la siguiente semana y media.
Sin embargo, una noche se levantó al baño y se sintió extraña. Se agachó y al tocarse
Lyla tomó su dedo.
"Por suerte mi médico estaba de turno, así que me llevaron de inmediato a la sala de partos y
después de 10 minutos había nacido", señaló.
Lyla
pesó 410 gramos y midió 25 cm. Y como sus pulmones no estaban desarrollados,
no podía respirar y comenzó a ponerse azul.
"La sujeté todo el tiempo con el cordón umbilical todavía unido y le pedí que lo intentara", afirmó Courtney, recordando el momento en que
el pediatra le recomendó no resucitar a la pequeña.
Ante su insistencia, el médico intubó a Lyla y esta pudo recuperar su color. La niña
permaneció con ventilación mecánica durante los 56 siguientes días y luego pudo continuar con una cánula nasal.
Después de 126 días y pesando poco más de dos kilos, Lyla finalmente pudo irse a su casa con sus padres. Y lo mejor de todo es que nunca tuvo que volver al hospital, excepto para los
chequeos médicos, que durante todo el primer año fueron
semanales.
Actualmente,
Courtney escribe en un blog llamado Hope, Faith and Rockstars (Esperanza, Fe y Rockstars), donde
comparte la historia de su hija y espera ayudar a otras familias con hijos prematuros.
"Solo quiero que los padres sepan que con una intervención médica temprana,
la supervivencia y una buena calidad de vida es posible", concluyó Courtney.
Lyla estuvo 126 días en el hospital y hoy es una saludable niña de cuatro años. Crédito: Hope, Faith and Rockstars / Captura.