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Distanciamiento entre nietos, Brexit y una polémica entrevista: ¿Será el 2019 el segundo annus horribilis de Isabel II?

Todo lo ocurrido este año ha hecho recordar aquel 1992 que la reina calificó como "horrible", debido a los escándalos que remecieron a la familia real británica y al incendio que afectó a su querido castillo de Windsor.

19 de Noviembre de 2019 | 14:02 | Redactado por M. Francisca Prieto, Emol
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EFE
Para la reina Isabel II, 1992 debía ser un año de celebración ya que se cumplía el cuadragésimo aniversario de su coronación. Sin embargo, a fines de noviembre de ese año y precisamente en un banquete ofrecido en su honor, la monarca no dudó en calificarlo como un annus horribilis (año horrible) para la familia real británica.

"No es un año en el que miraré hacia atrás con placer", afirmó la monarca en esa oportunidad.

Pero, ¿qué ocurrió en 1992 para que Isabel II quisiera dejarlo en el olvido? Todo comenzó a inicios de ese año, cuando Sarah Ferguson fue fotografiada sin su marido, el príncipe Andrés, en un crucero por el Mediterráneo. Las imágenes generaron rumores sobre la situación sentimental de los duques de York y poco después se anunció su separación.

Sin embargo, el escándalo no quedó ahí, ya que durante el verano (boreal), "Fergie" fue nuevamente fotografiada, esta vez en St. Tropez con John Bryan, su asesor financiero. Sarah estaba en topless y Bryan le besaba sus pies, mientras Eugenia y Beatriz -las hijas de los duques de York- jugaban alrededor.

La imagen enfureció a la reina, quien decidió apartar totalmente a la ex esposa de su hijo de la familia real.

Otro divorcio, polémicos libros y el incendio en Windsor


En abril de 1992, la princesa Ana, la única hija de Isabel II, se divorció del capitán Mark Phillips tras 18 años de matrimonio. Si bien Ana y su marido llevaban ya un tiempo separados, el anuncio de su divorcio fue un balde de agua fría para la familia real.

Más aún cuando unos meses después, la princesa hizo público que se casaría con el comandante Tim Laurence. Aunque sorpresiva, la noticia no causó demasiado impacto, ya que la relación de Ana y Tim era un secreto a voces desde que tres años antes se conociera la existencia de cartas amorosas del comandante a la princesa.

"No es un año en el que miraré hacia atrás con placer"

Reina Isabel II en 1992
Se cree que el anuncio del nuevo matrimonio de Ana fue planificado para opacar otro escándalo que había surgido por ese entonces: la publicación del libro "Diana en Privado", donde Colin Campbell revelaba sabrosos datos de la princesa de Gales, como que había sufrido bulimia y su supuesta relación con James Hewitt, el profesor de equitación de William y Harry.

La polémica aumentó aún más cuando salió a la luz "Diana: Su verdadera historia", el libro de Andrew Morton donde Lady Di habla abiertamente de temas muy personales, entre ellos de su historia con Carlos y el affair de este con Camilla Parker Bowles, su relación con la familia real y su atracción por un guardaespaldas.

El broche de oro para cerrar el annus horribilis fue el incendio que destruyó parte del castillo de Windsor, una de las residencias más queridas de Isabel II. El siniestro no solo puso en peligro el tesoro artístico de la monarca, sino que también provocó una ola de críticas cuando se conoció a cuánto ascendería la reconstrucción y que esta sería financiada por los impuestos de todos los británicos, a excepción de los de la familia real porque sus miembros estaban exentos de ellos.

2019, ¿un nuevo annus horribilis?


Han pasado 27 años de aquel 1992 que Isabel II prefiere dejar en el olvido, pero varios medios europeos lo han recordado debido a que consideran que este 2019 es un nuevo annus horribilis para la reina. Y las razones son muchas, según afirma el crítico biógrafo y escritor Andrew Norman Wilson, en un artículo que publicó en el Daily Mail.

A juicio de Wilson, el mal año para la monarca comenzó en enero cuando su esposo, el duque de Edimburgo, estuvo involucrado en un accidente de automóvil en Sandringham. A pesar de que luego del hecho el príncipe Felipe (97) renunció voluntariamente a su licencia de conducir, fue muy criticado por no haber ofrecido disculpas inmediatamente después, en especial porque en el vehículo al que chocó con su camioneta viajaban dos mujeres y un niño de solo 9 meses de edad.

Asimismo, durante 2019 han quedado en evidencia las diferencias de estilo entre sus nietos William y Harry, y sus respectivas esposas, que incluso recientemente llevaron al duque de Sussex a reconocer que él y su hermano van por "caminos diferentes".

El distanciamiento comenzó a fines de 2018, cuando se conoció que Harry y su esposa Meghan dejarían de vivir en el palacio de Kensington, donde habitan William y Kate. La pareja, que se casó en 2018 y tuvo a su primer hijo -Archie- en mayo pasado, decidió trasladarse a Frogmore Cottage, en los terrenos de Windsor, cuya renovación tuvo un millonario costo que generó críticas.

Asimismo, los Sussex decidieron separarse de los Cambridge y crear su propia entidad benéfica. Hasta ese momento, ambas parejas participaban en la Royal Foundation, una organización que había sido creada en 2009 por los hermanos.

Finalmente, la semana pasada los medios británicos afirmaron que Harry y Meghan no pasarán la Navidad junto al resto de la familia real como es tradición, sino que emprenderán viaje a Estados Unidos para celebrar las fiestas junto a Doria Ragland, la madre de la duquesa.

Otro momento difícil que debió sortear Isabel II este 2019, fue la petición que le realizó el Primer Ministro Boris Johnson de suspender el Parlamento entre mediados de septiembre y el 14 de octubre, pocos días antes del Brexit. Si bien la reina accedió a la solicitud, en el ambiente quedó la duda de si había sido engañada por Johnson e involucrada en un tema político en la que no debería haber estado.

Aunque el Primer Ministro justificó su petición en la necesidad de presentar su programa de política nacional, muchos aseguraron que lo había hecho para impedir que los diputados bloqueasen un Brexit sin acuerdo. Periodistas locales interrogaron a Johnson directamente sobre el tema y este negó rotundamente haberle mentido a la monarca.

Dos meses después, un nuevo hecho remece la tranquilidad de Isabel II: la polémica entrevista concedida el recién pasado fin de semana por el príncipe Andrés a la BBC, en la que se refirió a su relación con Jeffrey Epstein, el fallecido magnate acusado de abuso sexual.

"Francamente, es difícil recordar algo más escandaloso en la historia de la familia real en una generación", sostuvo Andrew Norman Wilson.

En la entrevista, el duque de York señaló que su relación con Epstein no era de amigos cercanos y que se distanció de él en 2006, luego de que el magnate fuera acusado de abuso sexual contra una menor.

Sin embargo, la periodista le cuestionó por qué existen fotografías de él con Epstein de 2010, a lo que el príncipe respondió: "Mi actitud fue decepcionante, tan simple como eso".

Asimismo, el duque de York fue consultado sobre las acusaciones de abuso sexual realizadas por Virginia Roberts en su contra, las que negó rotundamente asegurando que no tenía "ningún recuerdo de haber conocido a esa dama", a pesar de la existencia de una fotografía de 2001 en la que aparecen juntos.

"Imagínense si luego el duque es obligado a presentar pruebas en un tribunal de los EE.UU., proporcionando más detalles de su asociación con Epstein y obligado a admitir que la fotografía (...) no es falsa. Imagínense que tales pruebas se dan en la misma semana en que, digamos ¿es la coronación de Carlos?", plantea Wilson. Y responde:

"El escándalo podría alterar fatalmente la fe y la confianza del público en la monarquía, y la confianza sostenida en gran parte por el respeto duradero del sentido del deber incondicional demostrado por nuestra reina de 93 años".
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