La recuperación del moa gigante podría concretarse entre los próximos cinco y diez años.
Colossal Biosciences / Instagram (captura)
Colossal Biosciences, empresa estadounidense especializada en biotecnología y desextinción
de especies, anunció esta semana su
nuevo proyecto: la recuperación del moa gigante, un ave no voladora extinta desde hace aproximadamente 600 años.
La compañía con sede en Texas, busca lograr este objetivo a través de
ingeniería genética aplicada al ADN extraído de fósiles.
El moa gigante, en su variedad más grande perteneciente a la Isla Sur de Nueva Zelandia (Dinornis robustus),
podía alcanzar hasta 3,6 metros de altura.
Era un herbívoro sin alas que habitó ese país insular durante miles de años, alimentándose de árboles y arbustos.
Su extinción se atribuye a la llegada de los primeros pobladores humanos, quienes lo cazaron en exceso hasta hacerlo desaparecer.
Financiación y respaldo de figuras públicas
Para desarrollar el proyecto,
Colossal ha recibido más de 15 millones de dólares (unos 14 mil millones de pesos) en financiamiento. Uno de los principales inversionistas es el
cineasta Peter Jackson, director de la trilogía "El Señor de los Anillos" y coleccionista de fósiles de moa. Jackson ha expresado un fuerte interés personal en la historia y el legado de estas aves.
En imágenes distribuidas por la empresa, se observa al director junto a Ben Lamm, director ejecutivo de Colossal, sosteniendo huesos de moa de la colección privada de Jackson en Wellington, Nueva Zelandia.
Las aves modificadas genéticamente serán incubadas en laboratorio y, una vez alcanzado un desarrollo adecuado,
serán liberadas en espacios de reforestación cerrados.
El proyecto cuenta con la colaboración del Centro de Investigación Ngai Tahu de la Universidad de Canterbury, en Nueva Zelandia, y se estima que
podría concretarse entre los próximos cinco y diez años.
Posturas divididas en la comunidad científica
Pese al respaldo local y cultural, la iniciativa ha generado
opiniones encontradas en la comunidad científica internacional.
Stuart Pimm, ecólogo de la Universidad de Duke y no vinculado al proyecto, expresó sus reservas: "¿Es posible devolver una especie a la naturaleza después de exterminarla? Creo que es extremadamente improbable que puedan hacerlo de forma significativa.
Se trata de un animal extremadamente peligroso".
Además de los desafíos técnicos, existen
cuestionamientos éticos.
Algunos expertos señalan que los esfuerzos por revivir especies extintas podrían
desviar la atención y los recursos de la conservación de especies actualmente amenazadas.
En el caso de Nueva Zelandia, la biodiversidad sigue enfrentando amenazas por la destrucción de hábitats y la presencia de especies invasoras.
Por otra parte,
el proyecto ha despertado un renovado interés en la historia y cultura de Nueva Zelandia. El arqueólogo maorí Kyle Davis indicó que la colaboración con Jackson y Colossal ha reactivado la exploración de tradiciones y relatos ancestrales.
"Ha revitalizado el interés por examinar nuestras propias tradiciones y mitología", dijo.
Uno de los lugares visitados por el equipo de investigación fue el Valle de las Pirámides, que alberga arte rupestre con representaciones de moas, creadas antes de su desaparición hace seis siglos.
Avances previos: del lobo terrible al ratón lanudo
Este nuevo proyecto se suma a una serie de iniciativas previas de Colossal.
En abril de 2025, la empresa anunció la primera "desextinción" efectiva de una especie: el lobo terrible (Canis dirus), un carnívoro extinto hace aproximadamente 10.000 años.
Según la empresa, los científicos
reconstruyeron el genoma del animal utilizando ADN antiguo hallado en fósiles de entre 11.500 y 72.000 años de antigüedad.
Fruto de esa investigación,
los dos primeros cachorros, Rómulo y Remo, nacieron el 1 de octubre de 2024. Un tercer ejemplar, llamado
Khaleesi, nació el 31 de enero de 2025. Las imágenes de los animales fueron publicadas en abril.
En marzo de este mismo año, la compañía también informó sobre la
creación de un "ratón lanudo", una especie genéticamente modificada para poseer pelaje similar al del mamut lanudo, extinto hace aproximadamente cuatro mil años.