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De bajo impacto y al alcance de la mano: ¿Qué tan efectivo es el "reto" de la silla que es furor en redes sociales?

Si bien comenzó a popularizarse durante las restricciones del covid-19 como una forma de ejercitarse en casa, la "disciplina" explotó pospandemia, y hoy existen cientos de videos y tutoriales que la promueven.

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Es importante considerar que no todas las sillas sirven para el "reto".

LUN (imagen referencial)
La silla tiene mala fama. En sociedades donde el sedentarismo es lo predominante, todo lo que colabore con la falta de movilidad es visto con desdén. Sin embargo, en los últimos años este mueble infaltable en todas las casas se ha convertido en una estrella del fitness, con videos y tutoriales que son furor en las redes sociales.

Rutinas en silla para lograr abdominales o caderas instagrameables; posiciones de yoga y movimientos de pilates en silla; ejercicios de cardio para hacer sentados; rutinas de entre 7 y 30 minutos; "retos" de 14 o 28 días para "quemar grasa abdominal" o "tonificar glúteos"... La oferta online es abrumadora y si bien comenzó a gestarse durante la restricción domiciliaria de la pandemia, explotó en la pospandemia. Lo cierto es que a diferencia de muchas otras modas del mundo del fitness, el ejercicio en silla tiene muchas evidencias científicas a su favor.

Beneficios


La silla es, ante todo, un elemento cotidiano: está presente en la enorme mayoría de los hogares. Los ejercicios que se realizan en ella tienen un elemento en común que los hace especialmente atractivos: son de bajo impacto. De ahí que sean recomendados para adultos mayores, pero también para aquellos principiantes que se asoman al mundo de la actividad física.

"Una silla proporciona un apoyo, un soporte, que es lo que necesitan muchas personas en distintas situaciones para hacer ejercicio", comenta el doctor en medicina del deporte brasileño Marzo Grigoletto, uno de los mayores referentes mundiales en entrenamiento funcional neurocognitivo para adultos mayores. "Como soporte, la silla transmite seguridad a muchas personas, cierta estabilidad, y además es accesible y fácil de utilizar", agrega.

Grigoletto enumera los casos en que suele emplearse con éxito el ejercicio en silla: "Es muy utilizado en personas de la tercera edad, pero también puede ser útil para alguien con una lesión en proceso de rehabilitación, para una persona con alguna discapacidad o movilidad reducida, para individuos con obesidad o con trastornos neurológicos o cognitivos (como enfermedad de Parkinson, Alzheimer o una demencia ligera), e incluso para personas que tengan kinesiofobia, que es el miedo al movimiento".

A su vez, existen estudios que han confirmado sus beneficios, en su mayoría realizados en personas mayores. "Nuestra revisión destaca que el ejercicio en silla beneficia varios aspectos de la función física en adultos mayores", puede leerse en las conclusiones de un análisis de la Universidad de Uslter, Reino Unido, que revisó los estudios al respecto. "Se documentó una mejora en el equilibrio, la velocidad de marcha, la fuerza de agarre y otras medidas físicas en personas que realizaron ejercicio en silla. Estos hallazgos se suman a la creciente evidencia que respalda la importancia tanto de la actividad de baja intensidad para la salud como de las actividades de fuerza y equilibrio", agrega.

Es importante destacar que no todas las sillas son apropiadas para emplearlas como método de apoyo. En general, se recomienda que no tengan apoyabrazos, ya que pueden restringir ciertos movimientos. También hay que fijarse que sean estables (no tener ruedas, sí cuatro patas) y lo suficientemente resistentes para soportar el peso corporal la persona. Su asiento debe estar entre 30 y 60 centímetros del suelo que, por otra parte, no debe ser resbaloso. En algunos casos incluso se recomienda colocar una colchoneta fina o algo que evite desplazamientos al momento de hacer ejercicio.

Un buen complemento


Pero más allá de las personas mayores y de otras que por distintas razones requieren o se ven beneficiadas por el uso de un elemento de apoyo para ejercitarse, quienes recurren a la silla a la hora del fitness lo hacen por muchos otros motivos. Para muchos es un complemento de otra actividad deportiva (running, ciclismo, etcétera), que les permite resolver algunas rutinas que, de lo contrario, tendrían que hacer en el gimnasio.

"Hacer ejercicios en silla me permite reproducir en casa buena parte de mi rutina del gym, utilizando la silla como un elemento de apoyo", comentó Jorge Maldonado, empleado de 45 años. "Me permite introducir una pequeña rutina de ejercicio cotidiano dentro de mi jornada de home office, sin tener la necesidad salir", agregó.

Otro público que recurre a los videos y tutoriales que circulan en las redes sociales promoviendo los ejercicios en silla, está formado por quienes buscan un camino de salida al sedentarismo y ven en este elemento cotidiano un recurso al alcance de la mano. El plus, además, es que no implica un gasto extra. A ellos, entonces, está dirigida buena parte de los "retos" que prometen abdominales o glúteos perfectos "sin salir de casa".

Y aunque no siempre la promesa se cumpla, lo cierto es que la silla ofrece una alternativa de ejercicio de bajo impacto muy acorde con las posibilidades de quien busca ponerse en movimiento. Más que suficiente para empezar.