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El uno a uno del triunfo de Chile

Pese a que la regularidad a nivel colectivo fue la clave del triunfo nacional en San Cristóbal, los rendimientos individuales gatillaron un resultado que en definitiva pone a Chile a la vanguardia de la ruta para llegar a Alemania.

01 de Junio de 2004 | 21:02 | El Mercurio Internet
SANTIAGO.- Pese a que la regularidad a nivel colectivo fue la clave del triunfo nacional en San Cristóbal, los rendimientos individuales gatillaron un resultado que en definitiva pone a Chile a la vanguardia de la ruta para llegar a Alemania.

Nelson Tapia: Pese a que no había hecho fútbol competitivo hace 45 días, la tarea del meta de Cobreloa fue regular. Careció de la movilidad para llegar a algunos envíos desviados en el primer tiempo, pero estuvo presto para un esquinado remate de Arango. Y además la fortuna para uno que dio en el palo.

Ricardo Rojas: En su ubicación de lateral derecho casi no tuvo problemas. Por su sector no fueron los embates venezolanos y se sumó paulatinamente a los primeros ataques nacionales. Sobre el final se unió a la defensa, donde mostró un buen juego aéreo.

Jorge Vargas: Se vio beneficiado con el ingreso de un delantero de poca movilidad como Margiotta. El recoletano se le pegó como lapa y la pesadilla que representaba Rondón en la primera parte se difuminó. Bravo en la marca.

Rafael Olarra: Pese a que no es un veterano de mil batallas, se mostró como el más ducho del equipo nacional. Condujo a la distancia el arbitraje de Carlos Torres y zafó en dos oportunidades de la amarilla que le marginaría del duelo ante Brasil. Además, fue el único que puso alto a Rondón.

Rodrigo Pérez: Parecía bien cubierto por lo que hiciera Mark González. Sin embargo, cuando el cruzado fue sobrepasado por Vallenilla, apareció el loíno para cortar. Con la salida de ambos, quedó cara a cara con Héctor González y ganó cabalmente. Inició la jugada del gol.

Claudio Maldonado: Incansable en una función indefinida. Apenas sintió la lesión que tuvo en el tobillo y además de corretear cuanto venezolano tomaba el balón, supo alinearse con Mirosevic y Pizarro para desarrollar los ataques nacionales. Ahora es fijo.

Rodrigo Meléndez: En lo suyo. Ganó todo lo que pudo en un mediocampo sobrepoblado, pero careció de visión de juego para entregar con ventaja. De todas formas, su tarea se vio empañada por las diagonales de Arango y Jiménez, aunque en líneas generales fue un buen recuperador.

Mark González: Partido aciago el del oruindo de Durban. Su velocidad exigía mayor tracción en el césped del "Pueblo Nuevo", por lo que no pudo hacer pie ante la marca de Vallenilla. Terminó muy mermado físicamente, pero fue una correcta válvula cuando el mediocampo criollo no funcionaba.

David Pizarro: Ante el adelantamiento de las filas del cuadro llanero, el "Fantasista" terminó invadido por la marca de Jiménez y Vielma. La violencia de ambos para detener cualquier salida rápida, las imperfecciones del terreno de juego y -sobre todo- la actuación de Maldonado, eclipsaron al porteño.

Reinaldo Navia: No fue un gran partido del eje delantero de América, toda vez que su costumbre está lejos de jugar solo en ofensiva. El ariete no tuvo compañía sino hasta el postrero ingreso de Mirosevic, por lo que debió siempre recibió la fuerte carga de Cichero antes de girar hacia el arco. Se lo perdió al final.

Patricio Galaz: Absolutamente de más en el esquema de Olmos. Su función nunca tuvo identidad, toda vez que buscó asistiendo a Pizarro y escalando por ambas bandas junto a González y Maldonado. El chispazo que se esperaba de él nunca llegó.

Mauricio Pinilla: Ingresó por Galaz tras el descanso y, además del gol (40 minutos después), sólo tuvo un remate desde 40 metros y elevado. Además del gol... es decir, su tarea. Lejos de cualquier análisis, su misión está cumplida, incluso aunque se hizo amonestar y marginar del pleito ante Brasil.

Milovan Mirosevic: Aportó el despliegue que le faltó a Pizarro, ingresando por Mark González. Si los delanteros no venían al mediocampo, entonces había que ir a ellos y tuvo como escudero a un generoso Maldonado. Esas alianzas derivaron en que Chile organizara una contracarga que metía miedo. Una de las tres que articuló, terminó en el gol chileno.

Rodrigo Valenzuela: Entró a cinco miinutos del final para complicar por el flanco que quedaba a las espaldas de Héctor González. Fue la posta precisa para que Pérez originara la jugada del gol.
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