BOGOTA.- La guerrilla colombiana de las FARC negó el martes haber asesinado con un collar-bomba a una mujer que no quiso pagar una extorsión, atribuyó el hecho a "fuerzas que quieren dañar el proceso de paz" y anunció que seguirá en la mesa de conversaciones con el Gobierno.
"Como integrante de la dirección de las FARC, condeno ese asesinato y le confirmo que ese no es un método nuestro y que en esa zona (de la localidad de Chiquiquirá, 110 km al noreste de Bogotá) no hay gente nuestra operando", dijo el jefe guerrillero Iván Ríos a la radio Capital, que lo entrevistó en la zona desmilitarizada del sur del país.
Ríos añadió que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) "no tienen por costumbre ponerle una bomba a una persona que se niega a pagar dinero" y llamó a los medios de comunicación a "tener cuidado al confirmar las fuentes que deben informar sobre estos asuntos, porque son muy delicados".
"Un asesinato como ese lo puede cometer cualquiera en nombre de las FARC", insistió el dirigente rebelde.
El Presidente colombiano, Andrés Pastrana, y los jefes del Ejército y la Policía afirmaron este martes que el asesinato de la hacendada Elvia Cortés, el lunes en Chiquinquirá, fue obra de un comando de las FARC que opera en la región.
En la acción también falleció un agente de la policía que intentó desactivar el artefacto que los delincuentes ataron al cuello de Cortés (55 años) y resultaron heridos tres artificieros militares.
Pastrana anunció este martes, en una ceremonia de graduación de oficiales de la Policía, la suspensión de un encuentro internacional sobre narcocultivos que se iba a llevar a cabo el 29 y el 30 de mayo en la zona desmilitarizada del sur del país, donde se celebra el diálogo de paz con las FARC, como reacción al asesinato de Cortés.
Ante este anuncio, el comandante Ríos dijo a radio Capital que "cuando llegue oficialmente el pronunciamiento del Presidente a la zona del diálogo, los compañeros que negocian la paz le plantearán nuestros puntos de vista".
Ríos aseguró que las declaraciones oficiales que le atribuyen la autoría del asesinato al grupo marxista "hacen parte de lo que le han enseñado en las Escuela de las Américas (de Estados Unidos) a los jefes militares colombianos para desprestigiar a la fuerza contraria, utilizando a los medios de comunicación".
"Estas operaciones sicológicas de las Fuerzas Militares son muy peligrosas porque buscan obstaculizar cualquier propuesta tendiente a hallar una salida política de la confrontación tan grave que hay en Colombia", señaló Ríos.
El dirigente subversivo enfatizó que las FARC -el mayor ejército guerrillero del país, con más de 12.000 combatientes- seguirán en la mesa de negociaciones de paz "hasta que lancen las primeras bombas" sobre la zona desmilitarizada, de 42.000 km2, bajo control rebelde desde noviembre de 1998.
La insurgencia colombiana se refiere al lanzamiento de "las primeras bombas", al aludir a la ayuda económica y militar por 1.600 millones de dólares que Washington ha prometido a Bogotá para combatir el narcotráfico.
"Nuestra decisión es mantenernos en la mesa, nosotros no estamos en una guerra por la guerra, ni estamos por atacar a la población civil desarmada, porque esa es la gente por la cual luchamos", dijo el comandante rebelde.
Ríos, coordinador del llamado comité temático de las FARC -que recoge las inquietudes de la ciudadanía sobre los asuntos que se negocian con el Gobierno-, admitió en su declaración a Capital que guerrilleros marxistas mataron el pasado 8 de mayo a seis civiles que viajaban en un microbús y que los rebeldes dinamitaron al "confundirlo" con una patrulla militar.
"Le hemos dado la cara al país por ese hecho lamentable (de la muerte de los seis civiles), pero no admitimos lo de Chiquinquirá", insistió Ríos.
