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Candidatos mexicanos priorizan economía, educación y Chiapas

Entre el oficialista Francisco Labastida y Vicente Fox, este domingo 2 de julio, los mexicanos decidirán el futuro Presidente de la República . Ambos candidatos ya han delineado cuáles serán sus prioridades de llegar a la Primera Magistratura.

28 de Junio de 2000 | 09:31 | EFE
ESTE DOMINGO LOS MEXICANOS ELIGEN PRESIDENTE MEXICO.- El desarrollo económico, el conflicto guerrillero de Chiapas y la educación centran los programas de gobierno de los principales candidatos presidenciales de México en las elecciones del domingo próximo.

La privatización de Petróleos Mexicanos (PEMEX), sugerida primero y luego negada por el conservador Vicente Fox, y las propuestas educativas de Francisco Labastida, del Partido Revolucionario Institucional (PRI, en el poder), fueron los mayores motivos de polémica durante la campaña.

La solución para el conflicto de Chiapas y el grado de intervención del Estado en la economía también generaron controversia en una campaña en la que primaron los insultos personales sobre las propuestas.

Bajo el eslogan "Que el poder sirva a la gente", Labastida promete ser el "presidente de todos los pobres".

Para lograrlo, propone corregir los errores cometidos por el PRI durante siete décadas de gobierno y acabar con las "concertacesiones" (conceder puestos públicos a cambio de apoyos).

En materia económica, tanto Labastida como Fox prometen promover a la pequeña y mediana empresa, luchar contra el desempleo y reducir la inflación.

Sin embargo, el conservador es más ambicioso y espera crear 1,3 millones de puestos de trabajo al año, reducir los impuestos, crecer a una media anual del siete por ciento y duplicar la inversión extranjera directa.

En el México de Fox, "un ejército de hombres y mujeres gozarán de créditos para abrir un 'changarro'(pequeño negocio)".

Labastida se conforma con un crecimiento anual del 5 por ciento, un millón de empleos al año y triplicar los recursos para el campo.

Los dos favoritos chocan en la definición del futuro de PEMEX, símbolo patrio desde que el presidente Lázaro Cárdenas (1934-40) nacionalizó el petróleo en 1938.

Al comenzar la campaña, Fox propuso privatizar el monopolio petrolero, lo que generó una lluvia de quejas que le obligaron a recular y asegurar, en la recta final, que PEMEX "no se tocará".

La posible privatización del sector eléctrico, sugerida por Labastida, también levantó fuertes críticas y el priista no volvió a mencionar el asunto.

Cuauhtémoc Cárdenas, tercero en las encuestas, hijo del general que nacionalizó el petróleo, acusa a sus contrincantes de "neoliberales" y propone una economía "nacionalista y justa".

El candidato de la Alianza por México (centro-izquierda) promete un crecimiento progresivo del PIB hasta un 7 por ciento al final de su hipotético sexenio.

La educación fue otro de los temas exprimidos durante la campaña, que empezó cuando estaba en pleno apogeo una huelga de diez meses de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Labastida prometió inglés e informática en todas las escuelas, lo que motivó burlas de sus adversarios y se convirtió en un filón para los caricaturistas, que dibujaban a niños harapientos escribiendo ''I'm hungry'' (tengo hambre) en el ordenador.

El candidato oficial no volvió a mencionar su propuesta y, en cambio, enfatizó que se proporcionará una comida diaria a los alumnos en los colegios.

Fox, acusado por sus detractores de retrógrado y hasta "fascista" apostó por la educación laica y gratuita y por el incremento del presupuesto del sector hasta un 8 por ciento del PIB.

Cárdenas, el único de los tres que acudió a la UNAM durante la campaña, quiso llegar hasta "el fondo" para solucionar el conflicto de la mayor universidad pública de América Latina y ofreció estudios gratuitos para los postgraduados.

Todos los candidatos prometieron resolver la crítica situación de Chiapas (sur de México, frontera con Guatemala), donde el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se alzó en armas en 1994.

En la euforia de la campaña, Fox dijo que solucionaría ese conflicto "en quince minutos" si los zapatistas aceptaban reunirse con él.

Cárdenas prometió respetar los acuerdos de paz firmados por el Gobierno y el EZLN, y liberar a los "presos políticos", mientras que Labastida dice que en Chiapas no hay guerra y que aceptaría dialogar con los zapatistas pero no con las demás guerrillas del país.

La lucha contra la corrupción, endémica en México, y contra la inseguridad ciudadana, igualmente generalizada, también figuran entre las prioridades de los candidatos, cuyos programas, según muchos analistas, caen en tópicos y no presentan mayores sorpresas.
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