SANTIAGO.- Tras una ardua campaña presidencial, llena de descalificaciones de una y otra parte, y cuando todos creían que el Partido Revolucionario Institucional haría uso de ilegítimos métodos para perpetuarse en el poder (71 años), el candidato derechista del Partido de Acción Nacional, Vicente Fox, se adjudicó las elecciones presidenciales mexicanas con el 44% de los votos, diez puntos por encima de su principal oponente.
Hijo de una ranchero y de una española, creció en un seno familiar compuesto por 11 hermanos. En 1964, y cuando sólo le faltaba la tesis para obtener su título en negocios, abandonó la universidad para dedicarse a la venta de Coca-Cola, compañía que dirigiría durante 15 años y en la cual conocería su esposa, de quien está actualmente separado.
En 1979 abandonó la presidencia de la multinacional para dedicarse a administrar los negocios familiares, relacionados con un rancho que su padre dirigía. Enemigo acérrimo del aborto, tiene ideas bastantes más liberales en materia religiosa, las mismas que hicieron que, cuando lanzó su candidatura presidencial en 1997, no contara con el apoyo directo del Partido de Acción Nacional (PAN).
En 1995 ganó las elecciones para la gobernación de Guanajuato, localidad donde aplicó un interesante plan de desarrollo en infraestructura vial, logrando el crecimiento económico de la provincia.
Padre de cuatro hijos adoptados, será el primer Mandatario mexicano que tendrá como Primera Dama de la Nación a una de sus hijas, Ana Cristina Fox, de 20 años.
El próximo 1 de diciembre, Vicente Fox se convertirá en el nuevo Presidente de México. A partir de ese momento, tendrá seis años para desarrollar su plan de gobierno, el que no difiere en mayor medida del que presentara el candidato oficialista Francisco Labastida del PRI.
Basado en el modelo económico neoliberal, pondrá mayor énfasis en el gasto fiscal en salud y educación, elementos indispensables en un país que cuenta con vastos sectores sumidos en la pobreza absoluta.
