ADELAIDA, Australia.- Japón fracasó hoy en su intento de lograr la expulsión del grupo ambientalista Greenpeace, un franco crítico de su política ballenera, de una reunión de la Comisión Ballenera Internacional.
Japón, que mata unas 400 ballenas anuales arguyendo propósitos científicos, dijo que no se debería permitir la presencia de Greenpeace en la reunión debido a sus protestas contra los balleneros japoneses. Greenpeace asiste como observador, por lo que no tiene derecho de palabra.
"Contrariamente a su afirmación de que protesta pacíficamente, una campaña de Greenpeace contra el programa antártico de Japón a principios de año implicó protestas ilegales y violentas que crearon riesgo para la vida de marineros y tripulantes japoneses", dijo el comisionado japonés Minoru Morimoto ante los representantes de 40 naciones en la quincuagésimo segunda reunión anual ballenera.
Pero Japón fue forzado a desistir de su posición al no lograr el apoyo de Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda ni otras naciones, dijo el vocero de Greenpeace Ralf Sonntag.
La Comisión Ballenera Internacional impuso en 1986 una moratoria global sobre la caza comercial de la ballena en respuesta a los temores a una extinción de la especie. Pero en 1987 se impuso el programa científico japonés de caza de ballenas, que en su mayor parte van a parar a las mesas de los restaurantes de Japón.
Un grupo de japoneses protestó frente al centro de conferencias por una propuesta de declarar vedado a la caza de la ballena un amplio sector del Pacífico Sur. Afirmaron que se les debía permitir consumir carne de ballena porque era parte de su cultura.
Pero fueron muy superados en número por unos manifestantes australianos que apoyaron la iniciativa, de su país y Nueva Zelanda, de hacer del Pacífico Sur un refugio ballenero.
