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Tres heridos en cuarta jornada de San Fermín

Los heridos, de pronóstico grave, son tres jóvenes españoles que fueron trasladados a centros hospitalarios de Pamplona, donde serán intervenidos quirúrgicamente.

10 de Julio de 2000 | 03:19 | EFE
PAMPLONA.- El cuarto encierro de los Sanfermines 2000, en el que los mozos corrieron delante de los toros en un trayecto vallado de casi un kilómetro, resultó el más largo de los celebrados en estas fiestas, al superar los cinco minutos, con momentos de peligro y tres personas corneadas.

Los heridos de pronóstico grave son tres jóvenes españoles que fueron empitonados durante este cuarto encierro y trasladados a centros hospitalarios de Pamplona, donde serán intervenidos quirúrgicamente, informaron fuentes sanitarias.

Los encierros, que se celebran cada mañana, son uno de los momentos más esperados de los festejos, que congregan cada año a miles de personas en Pamplona.

A las 08.00 horas (06.00 horas GMT) la manada, con toros de la ganadería de Torrestrella, salió de los corralillos de Santo Domingo rápida y hermanada con uno de los toros a la cabeza, que a los pocos metros comenzó a derrotar por la izquierda en un gesto que repitió prácticamente durante todo el encierro.

El recorrido por la cuesta de Santo Domingo transcurrió sin incidentes hasta que ya en la unión con la Plaza del Ayuntamiento uno de los astados golpeó por la espalda a un corredor, que cayó al suelo, y poco después el animal resbaló sobre otro mozo.

En la salida de la plaza consistorial uno de los Torrestrella alcanzó con el cuerno derecho la ropa de otro corredor que fue arrastrado durante varios metros, hasta entrada ya la calle Mercaderes, donde finalmente el tejido se rompió y el hombre pudo liberarse.

El resto de la calle Mercaderes se hizo con la manada bastante separada y ya en la curva con la calle Estafeta la torada quedó definitivamente rota al chocar contra el vallado y caer varios de los astados.

Fue en esta calle donde se registraron los momentos más peligrosos con dos toros que quedaron totalmente descolgados de sus hermanos.

A mitad de la calle uno de los astados golpeó a un corredor por la izquierda que finalmente consiguió levantarse sin que los cuernos le alcanzaran, y metros más adelante otro de los mozos fue empitonado en el pecho y en el muslo a pesar de los esfuerzos de los corredores por quitarle al animal de encima.

Las paradas de ambos toros en mitad del asfalto, las vueltas sobre sí mismos, retrocesos sobre sus pasos y derrotes hacia los lados buscando a los corredores fueron constantes desde la calle Estafeta a la plaza de toros.

Una vez en el coso, los pastores y los dobladores consiguieron finalmente introducir a ambos en chiqueros sin que en la arena se registraran más incidentes.
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