DURANGO (México).- Pocos días después de enterarse de que sus teléfonos estaban interceptados, el presidente electo Vicente Fox vaticina una resistencia posiblemente violenta a sus planes de combatir la corrupción en el gobierno.
Fox, que puso fin a 71 años ininterrumpidos de gobierno del Partido Revolucionario Institucional en los comicios de julio, comenzó de inmediato a elaborar sus planes de reforma y ha sentido ya las presiones, a menos de tres meses de jurar el cargo el primero de diciembre.
Fox, en entrevista con The Associated Press, dijo que se debe considerar la posibilidad de que grupos ocultos y extremistas se opongan a su proyecto, algunos porque son delincuentes, otros por venganza política, otros porque afectarán a sus intereses.
"De las tres fuentes de resistencia, los delincuentes serán los más duros, especialmente los narcotraficantes", dijo Fox a la AP en una entrevista en el avión oficial que lo lleva por una gira.
Hace unos días, las transcripciones de conversaciones telefónicas entre Fox y sus colaboradores aparecieron en un diario local, indicando que sus teléfonos fueron interceptados durante su campaña electoral.
El asesor de política nacional de Fox, Santiago Creel, preguntó en broma en el avión si la entrevista era con o sin grabadoras.
Pese al ambiente de trabajo en el avión, Fox sabe que no es un asunto para ser tomado en broma, asegurando que no tiene miedo alguno, y que espera que ninguno de los miembros de su gabinete lo tenga, porque según dijo necesitarán necesitar fortaleza, valor y dedicación.
México es un importante punto de paso de la cocaína que llega a Estados Unidos, con poderosas bandas que han corrompido dependencias del gobierno, y algunas facciones del PRI podrían resistir la cesión de los beneficios del poder. Fox hizo de la lucha contra la corrupción uno de los temas fundamentales de su campaña.
Fox tiene que encarar la relativa fortaleza del peso mexicano en relación con el dólar. Desea abaratar el valor del peso, pero evitando las drásticas devaluaciones ocurridas durante décadas cuando llega al poder un nuevo presidente.
Además, a Fox le preocupa el precio del petróleo, que supuso para México otros 4.000 millones de dólares en lo que va de año de ingresos adicionales. Indicó que le gustaría que el precio fuera "justo", entre 20 y los 30 dólares por barril.
