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Interminable ciclo de violencia entre israelíes y palestinos

Israel cerró este jueves el último canal de contacto regular con los palestinos, 10 oficinas de enlace en Cisjordania y la franja de Gaza, tras la muerte de dos soldados hebreos, entre ellos un oficial que murió cuando los palestinos lanzaron un mortero al interior de uno los locales compartidos.

23 de Noviembre de 2000 | 17:24 | AP
JERUSALEN.- Israel cerró este jueves el último canal de contacto regular con los palestinos, 10 oficinas de enlace en Cisjordania y la franja de Gaza, tras la muerte de dos soldados israelíes, entre ellos un oficial que murió cuando los palestinos lanzaron un mortero al interior de uno los locales compartidos.

Un segundo soldado israelí murió tras una emboscada palestina a una patrulla del ejército cerca del cruce de Erez entre Gaza e Israel, dijo el ejército. En virtud de estos ataques, Israel ordenó inmediatamente a los palestinos salir de todas las oficinas de enlace.

Estas, donde los oficiales israelíes y palestinos trabajaban juntos para solucionar problemas, eran uno de los pilares de los acuerdos interinos de paz que concedieron autonomía limitada a los palestinos. Funcionarios árabes dijeron este jueves que no saldrían de las oficinas. La orden hebrea es "peligrosa porque significa cortar los últimos vínculos entre nosotros y los israelíes", dijo Ribhi Arafat, titular de la unidad palestina de enlace en Cisjordania.

En la ciudad cisjordana de Naplusa, un supuesto militante islámico, Ibrahim Bani Odeh, murió hoy a causa de una explosión en su automóvil. El gobernador palestino de Naplusa, Mahmoud Aloul, dijo que Israel asesinó a Bani Odeh colocando la bomba en el vehículo con la ayuda de un colaborador árabe.

Fuentes de seguridad palestinas dijeron que un familiar le había dado el automóvil a Bani Odeh esta mañana, y que ese familiar luego desapareció. El ejército israelí dijo que no tenía nada que ver con la muerte del sujeto.

El Primer Ministro israelí Ehud Barak y el líder palestino Yasser Arafat endurecieron su retórica, lo que indica que los esfuerzos de la secretaria norteamericana de Estado Madeleine Albright para que cese la violencia han sido infructuosos.

Albright habló el miércoles, después que militantes palestinos mataron a dos israelíes e hirieron a más de 60 en un atentado dinamitero, y luego los israelíes mataron a tiros a cuatro activistas del grupo Fatah, de Yasser Arafat, en Gaza.

Barak enfrenta crecientes presiones en su país para que tome represalias por el ataque de ayer, en el que también 60 personas resultaron heridos. El Premier dijo hoy a los palestinos que ya no es suficiente sólo con una reducción del nivel de confrontación. "Detengan de inmediato la violencia, depongan sus armas", los conminó en un discurso en Tel Aviv. "Está en su poder hacerlo, y sólo entonces se crearán las condiciones para buscar formas de reanudar las negociaciones", agregó.

Mientras Barak hablaba, pistoleros palestinos dispararon contra Gilo, un vecindario judío establecido en las afueras de Jerusalén, en territorios cisjordanos capturados por Israel durante la guerra de Medio Oriente, en 1967. Israel devolvió respondió atacando la población cisjordana de Beit Jalla.

Arafat denunció hoy el ataque al autobús en el pueblo israelí de Hadera por considerarlo "terrorista" y dijo que la Autoridad Palestina no tenía nada que ver con el incidente. Barak, en tanto, dijo que el líder palestino era en definitiva el responsable porque en las últimas semanas ha puesto en libertad a docenas de militantes islámicos.
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