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Panamá celebra primer aniversario del traspaso del canal

No obstante, la alegría y la esperanza que produjo el traspaso de la administración canalera estadounidense a la panameña el 31 de diciembre de 1999, son opacadas este fin de año por la intranquilidad frente a una economía desacelerada.

30 de Diciembre de 2000 | 10:29 | AP
PANAMA.- Los panameños vibraron hace un año cuando el canal pasó plenamente a su soberanía, pero el primer aniversario de la transferencia encuentra a un país desalentado por las dificultades económicas.

La alegría y la esperanza que produjo el traspaso de la administración canalera estadounidense a la panameña son opacadas este fin de año por la intranquilidad frente a una economía desacelerada.

A Panamá también le ha costado asimilar del todo el fin de la presencia militar norteamericana, que representó un factor importante en la seguridad del istmo e inyectó dinero a su economía.

De todos modos, Panamá encenderá una velita por el primer cumpleaños sin la presencia de su poderoso aliado del norte.

"El país ha aprendido a vivir sólo y a caminar con sus propios pies", dice el analista político Mario Rognoni. "Lamentablemente nos ha tocado vivir una recesión este año".

La vida en el canal, la nonagenaria ruta de 80 kilómetros de largo que une los océanos Atlántico y Pacífico, ha transcurrido sin episodios de sobresalto, y la mayoría de los panameños avala el trabajo en la vía sin los norteamericanos.

Una encuesta de este mes del diario La Prensa destacó que un 59,6% de 1.215 panameños consultados calificó como "buena" la administración canalera en el 2000, contra un 16% que opinó lo contrario.

La actividad marítima en la vía no tuvo ni pérdidas, ni grandes ganancias después de su traspaso. La recaudación por concepto de peajes fue por el orden de los 574.2 millones de dólares, lo que representó un alza de 0,9%.

"En 1999 nos preguntaban si Panamá estaba preparada para administrar el canal sin Estados Unidos", afirmó su administrador Alberto Alemán Zubieta. "Un año después vemos que sí".

"Los panameños han manejando el canal tan bien como Estados Unidos. Es posible que mejor", expresó, por su lado, el ex presidente norteamericano Jimmy Carter, quien visitó esta semana Panamá. Carter firmó en 1977 con el entonces general Omar Torrijos los tratados para el traspaso del canal a este país.

El traspaso canalero no se tradujo de inmediato en bonanza económica para los panameños, que han tenido que lidiar con una economía en declive.

El Producto Interno Bruto alcanzará el 2,5% en el 2000, un gradual declive en relación con el 3% en 1999 y 4,4% en 1998, según un informe preliminar de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

Un bajón de casi 15% en las compras locales, el alza del petróleo a nivel internacional, las restricciones del mercado europeo al banano latinoamericano y la fuerte caída en la actividad en la zona libre de Colón en 1999 deprimieron a la economía, dicen los analistas.

El alto endeudamiento de los panameños y la salida de las tropas norteamericanas también causaron un efecto adverso en este país, con más de 100.000 desocupados y más de un millar de pobres.

La presencia de las tropas inyectaba a la economía local entre 250 y 300 millones de dólares en compras diversas a los comercios y arrendamiento de viviendas.

Los artesanos, los empresarios de bienes raíces y los comerciantes, incluso, de pequeños locales callejeros coinciden en que el negocio ha declinado tras la partida de Estados Unidos.

"Las cosas no marchan nada bien, sobretodo después de la salida de los 'gringos'", expresó a la AP Elena Rodríguez, una vendedora de comida de 52 años del barrio capitalino de El Chorrillo.

"Los norteamericanos compraban artesanías, salían con las chicas a las discotecas y vivían en apartamentos lujosos", agregó. "Todo ese dinero que entraba se fue".

Los gobernantes de Panamá de los últimos años no creyeron saludable mantener a bases militares estadounidenses y apostaron más en atraer inversión extranjera a estas instalaciones que se desocuparían próximas al canal.

Muchos proyectos turísticos e industriales se esbozaron para esas ex bases militares, pero no se han concretado.

"La falta de previsión para hacer producir esas áreas nos ha afectado", dijo Rognoni. "Y los grandes proyectos han resultado un fracaso". Por ejemplo, tres grandes proyectos hoteleros en el ex fuerte Amador, en la entrada del Pacífico del canal, quedaron en la nada.

Este año se registraron empero hechos esperanzadores: Atracaron por primera vez grandes cruceros en el puerto de Colón, en la entrada Atlántica del canal; la actividad portuaria en esa provincia aumentó y la zona libre parecía recuperarse de un negro 1999.

La partida militar estadounidense planteó asimismo un reto inmenso sobre la seguridad panameña.

Sin ejército después de la invasión estadounidense que sacó del poder al general Manuel Noriega en 1989, Panamá enfrentó con una policía mermada de armamentos la incursión de grupos irregulares colombianos en su frontera sur, incluso, un feroz ataque contra una aldea indígena de la empobrecida provincia de Darién que dejó una niña muerta.

Según Rognoni, se requiere la formación de una fuerza policial especializada y más equipada para vigilar la frontera sur.

El gobierno de Mireya Moscoso formuló una política de seguridad para proteger el canal y la frontera, pero sin militarizar la policía nacional.
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