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Juan Pablo II recibió el 2001 con esperanza de paz y justicia

El Sumo Pontífice bendijo la entrada del nuevo siglo desde el balcón de su residencia en la Plaza de San Pedro del Vaticano, donde le esperaban miles de peregrinos congregados a pesar del fuerte frío reinante.

31 de Diciembre de 2000 | 15:26 | EFE
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Juan Pablo II recibió hoy la llegada de 2001, poco después de la medianoche, con la esperanza de que "el nuevo milenio lleve a todas las naciones paz, justicia, fraternidad y prosperidad".

El Pontífice bendijo la entrada del nuevo siglo desde el balcón de su residencia en la Plaza de San Pedro del Vaticano, donde le esperaban por segundo año consecutivo miles de peregrinos congregados a pesar del fuerte frío reinante.

En su breve discurso, Karol Wojtyla recordó especialmente "a quienes en este momento están sufriendo, a quienes atraviesan dificultades, a quienes viven momentos de pena", así como a los jóvenes, que definió como "la esperanza del futuro".

"En este histórico momento en el que atravesamos el umbral que nos lleva a 2001 y cruzamos al tercer milenio, debemos considerar las vicisitudes del siglo y el milenio pasado: dramas y esperanzas, alegrías y sufrimientos, victorias y derrotas", aseguró.

Sin embargo, "nuestro corazón debe estar colmado de gratitud, porque todo emerge en la conciencia de que Dios guía los eventos de la Humanidad, camina con los hombres y no cesa de realizar grandes cosas".

El Papa también quiso recordar a Jesucristo, el "Salvador del hombre", que "con su sabiduría y fuerza de espíritu nos ayuda a afrontar los retos del nuevo milenio".

"Un pensamiento especial envío en este momento a los que sufren, a quienes atraviesan dificultades, a quienes viven momentos de pena y para ellos invoco la ayuda del Señor", aseguró el Santo Padre, que también quiso dirigir su mirada "al mundo entero".

"Espero que el nuevo milenio lleve a todas las naciones paz, justicia, fraternidad y prosperidad y en particular pienso en los jóvenes, esperanza del futuro: que la luz de Cristo dé sentido a su existencia, les guíe en el camino de la vida y les dé fuerza en el testimonio de la verdad y en el servicio del bien", aseguró.

Antes de desear a todos un "feliz año nuevo", Juan Pablo II concluyó con una plegaria a la Virgen, "para que nuestra humanidad que trepidante avanza en el nuevo milenio sea cada vez más solidaria".
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