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La carnicería en las torres gemelas es inenarrable

"Vi maletas, trozos de carne humana, ropa ensangrentada por todas partes", dijo el voluntario Joseph Caruso. "Creí que soñaba. Nunca había visto semejante destrucción".

12 de Septiembre de 2001 | 09:36 | AP
Los equipos de emergencia deben usar máscaras para ingresar al lugar del atentado NUEVA YORK.- Los socorristas en el Centro de Comercio Mundial dijeron que presenciaron una carnicería inenarrable: trozos de cadáveres flotando en charcos de barro y cenizas, las torres de 110 pisos reducidas a cinco pisos de escombros.

"Vi maletas, trozos de carne humana, ropa ensangrentada por todas partes", dijo el voluntario Joseph Caruso. "Creí que soñaba. Nunca había visto semejante destrucción".

Poco después de que el atentado del martes borrara las torres gemelas del paisaje de Nueva York, sólo quedaban trozos ennegrecidos de hormigón y vigas de acero. Varias calles se habían convertido en ríos de agua, aceite y hollín. Una nube de cenizas, visible a muchos kilómetros de distancia, sobrevolaba Manhattan.

"Cuando salí de mi oficina no se podía respirar", dijo el socorrista Thomas Warren. "El aire estaba lleno de humo y polvo".

Warren dijo que algunas personas con dificultades para respirar fueron pisoteadas por las hordas en su fuga. Cientos fueron cortados por las esquirlas de vidrio.

Dijo que escuchó llanto, gemidos de dolor y gritos pidiendo ayuda.

Horas después del atentado, una vez despejadas algunas calles, los bomberos se introdujeron entre los escombros con palas, hachas, picos y linternas para buscar cadáveres.

Trágico panorama en el sur de Manhattan Entre las montañas de hormigón, vidrio, acero, muebles de oficina y papel había trozos de cadáveres y también personas que se aferraban a la vida.

Un dirigente sindical expresó el temor de que 300 bomberos entre los primeros en llegar a la escena murieron en los intentos de rescate y que decenas de agentes de policía estaban desaparecidos.

Algunos socorristas improvisaron camillas con tablas de madera y trataron de enseñar a cualquiera que se ofreciera como voluntario a realizar masaje cardíaco.

Clemant Lewin, un banquero, dijo que vio desde su ventana, al otro lado de la calle de las torres, cómo varias personas se lanzaban al vacío desde el piso 80. Un hombre y una mujer lo hicieron tomados de las manos.

Robert James, gerente de una tienda de artículos deportivos cerca de las torres, estaba en el subsuelo cuando escuchó la explosión. Al salir, vio por lo menos cinco cuerpos que caían del rascacielos.

Personas lloran desconsoladas tras el desastre ocurrido "Parecían muñecos de trapo", dijo. "Como se ve en las películas".

Por toda la ciudad, empleados de los hospitales pregonaban en las calles: "¡Donaciones de sangre! ¡Donaciones de sangre!" Y cientos de personas formaban colas para donar la suya.

A falta de autobuses, taxis y el metro, miles huían de la ciudad a pie, cruzando los puentes de Brooklyn y Manhattan, algunos sollozando, muchos cubiertos de hollín y cenizas de pies a cabeza.
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