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Argentina: Fuerte adhesión a huelga contra De la Rúa

Los servicios de trenes y autobuses quedaron totalmente paralizados el séptimo paro en repudio a la política económica del Gobierno, manifestación que comenzó con algunos ataques y actos de intimidación, mientras que en las ciudades más importantes hubo manifestaciones de protesta y bloqueos de calles o carreteras.

13 de Diciembre de 2001 | 15:13 | EFE
BUENOS AIRES.- Los sindicatos argentinos dieron hoy una contundente muestra de repudio a la política económica del Gobierno con una huelga general que paralizó totalmente el transporte público y afectó a la industria y el comercio.

El séptimo paro del movimiento obrero en dos años de gestión del presidente Fernando de la Rúa comenzó con algunos ataques y actos de intimidación, mientras que en las ciudades más importantes hubo manifestaciones de protesta y bloqueos de calles o carreteras sin registrarse incidentes de importancia.

La medida de fuerza fue convocada por las tres centrales sindicales en un clima de agitación social provocado por la decisión del Gobierno de restringir la extracción de dinero en efectivo de los bancos para detener una masiva fuga de depósitos.

Los servicios de trenes y autobuses quedaron totalmente paralizados desde el inicio de la huelga, mientras que las cinco líneas de metro de Buenos Aires funcionaron con demoras.

En una jornada lluviosa, la capital argentina tuvo el aspecto de un día festivo y los ciudadanos para llegar a sus empleos debieron utilizar sus vehículos particulares o recurrir a los escasos taxis.

Desde el aeropuerto de la ciudad salieron pocos vuelos nacionales, mientras que la terminal aérea internacional funcionó sin incidentes.

Los comercios cerraron sus puertas en la mayoría de las provincias, aunque en Buenos Aires el acatamiento fue menor, y en las áreas industriales de las principales ciudades la medida se sintió con fuerza.

Los bancos funcionaron, aunque con menos personal, muy pocas oficinas estatales contaron con empleados para atender al público y en los hospitales sólo se prestó el servicio de guardia.

A las marchas de protesta realizadas en distintas ciudades del interior de Argentina se sumaron cortes de rutas y accesos a la capital protagonizados por grupos de desempleados.

La mayoría de los incidentes, en los que no se produjeron víctimas ni heridos, involucraron a taxis y autobuses que fueron incendiados o atacados a pedradas, y también se lanzaron bombas "molotov" contra las sucursales bancarias.

En la norteña provincia de San Juan, el gobernador del distrito, Alfredo Avelín, fue agredido anoche por un grupo de docentes que reclamaba el pago de salarios atrasados.

El Presidente De la Rúa intentó minimizar los alcances de la huelga, al sostener que "no están claros" sus motivos y que no contribuye a la recuperación del país.

La Confederación General del Trabajo (CGT), el Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA) y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) fueron al paro un día después de una jornada de movilizaciones a las que se sumaron comerciantes y pequeños empresarios contra las últimas medidas del ministro de Economía, Domingo Cavallo.

Además de rechazar la prohibición de extraer de las cuentas bancarias más de 1.000 pesos (o dólares) al mes que rige desde comienzos de este mes, los sindicatos reclaman medidas para sacar al país de una profunda recesión económica iniciada a mediados de 1998.

Mientras tanto, el Gobierno procura acelerar un plan de concertación con distintos sectores políticos, económicos y sociales para superar la crisis.

En ese marco, De la Rúa recibió hoy en la Casa de Gobierno a su antecesor, Carlos Menem, líder del opositor Partido Justicialista, que controla el Parlamento.

Después de la reunión, Menem aseguró que los trabajadores que "se sienten perjudicados" con las medidas del Gobierno "están en su derecho" de realizar una huelga.

A su vez, el ministro de Trabajo, José Dumón, volvió a calificar de "político" el paro y afirmó que "la gente no está de acuerdo con ese mecanismo porque no sirve para cambiar nada".

Sin embargo, el jefe de la CTA, Víctor de Gennaro, sostuvo que "millones y millones" de argentinos "repudian claramente la política" que lleva adelante el Gobierno y han secundado la medida de fuerza.

A juicio del ex presidente Raúl Alfonsín, uno de los principales dirigentes de la coalición gobernante, si bien la huelga "no beneficia a nadie" y "conspira contra la idea de quienes quieren mejoras", muchos de los reclamos "son legítimos".
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