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19 muertos dejan protestas por descontento social en Argentina

Los saqueos a supermercados y comercios se multiplicaban por todo el país y en Corrientes, a 1.080 kilómetros al nordeste, la policía informó que se extendieron a casa de familias.

20 de Diciembre de 2001 | 17:43 | AP
Crisis en Argentina minuto a minuto
BUENOS AIRES.- El descontrol social y los saqueos aumentaban el jueves en Argentina, atormentada por una descomunal crisis económica y en medio de disturbios que ya dejaron 19 muertos, tres de ellos baleados frente a la Casa de Gobierno.

Enardecidos ciudadanos desafiaron el estado de sitio y desataron incidentes en diversos puntos del país, entre ellos en los alrededores del palacio gubernamental y en el Congreso, con un total de más de 200 heridos y unos 2.000 detenidos, según cifras oficiales.

Marcelo Muro, director del Same (un servicio de ambulancias al servicio del gobierno de la ciudad), declaró a la prensa que durante los disturbios en la Plaza de Mayo murieron dos personas por heridas de bala. La agencia Noticias Argentinas (NA) dijo que los muertos son tres.

Muro dijo que "uno murió en el hospital Argerich de un balazo en el tórax y el otro murió en plena calle también de un balazo". No dio otros detalles.

NA elevó a tres el número de víctimas fatales, diciendo que todos fueron por heridas de bala.

La televisión mostró en directo los cuerpos inertes de dos de esas personas, que al parecer eran jóvenes.

Debido a las revueltas, dejaron de funcionar todos los trenes subterráneos y los de superficie empezaron a hacer lo propio al atardecer. Una de las empresas que administra los trenes subterráneo, Metrovías, dijo que adoptó esa decisión "a fin de preservar la integridad de los pasajeros".

Ante el temor por los saqueos, millares de comercios cerraron en todo el país y eso se hacía visible en la capital.

La Asociación Argentina del Fútbol suspendió todos los partidos de segunda y tercera división previstos para el sábado y otro tanto hizo la federación de básquetbol.

La Plaza de Mayo era escenario de duros choques entre quienes pedían a gritos la renuncia del Presidente Fernando de la Rúa y la policía, que los reprimía con la caballería, balas de goma y gases lacrimógenos.

Centenares de manifestantes se resistieron a ser dispersados y enfrentaron a la policía arrojando piedras y palos, quedando en esa reyerta unos 100 detenidos y 40 heridos, además de los dos muertos.

Diversos disturbios se registraron también en Córdoba, Mar del Plata, Comodoro Rivadavia, Mendoza y Neuquén, entre otros lugares.

Entretanto, los saqueos a supermercados y comercios se multiplicaban por todo el país y en Corrientes, a 1.080 kilómetros al nordeste, la policía informó que se extendieron a casas de familias, con enfrentamientos armados entre propietarios e intrusos. En este caso, no se informó de víctimas.

En la ruta Panamericana, en Campana, a 76 kilómetros al norte de Buenos Aires, presuntos indigentes obligaban parar a camiones cargados con mercadería y los saqueaban, dijo el canal de cable TN.

Según TN, otro tanto ocurría con automóviles particulares a cuyos conductores "les sacaban sus pertenencias".

El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Julio Nazareno, se mostró sorprendido por la persistencia de las manifestaciones públicas y actos de violencia.

"Uno pensaba que con la renuncia de (el ministro de Economía Domingo) Cavallo se iban a calmar los ánimos, pero no (...) la gente sigue alterada", declaró Nazareno.

Presionado por la situación, De la Rúa se quedó sin su impopular ministro Cavallo, a quien le aceptó su renuncia el jueves.

Con un congreso opositor, las finanzas del país desquiciadas y repudiado en masivas protestas populares, De la Rúa parecía enfrentado a un panorama mucho peor que aquellos días de 1989 cuando estallidos sociales y una hiperinflación obligaron a Raúl Alfonsín a renunciar a la presidencia seis meses antes de cumplir con su mandato.

"O el Presidente cambia o habrá que cambiar al Presidente", dijo el jueves el senador Eduardo Duhalde, uno de los hombres fuertes de la oposición peronista.

Horas antes, miles de personas se concentraron frente al edificio donde vive Cavallo y en medio de gritos hostiles le exigieron su renuncia.

En Córdoba, a 750 kilómetros al noroeste, la policía informó que el jueves fueron saqueados seis comercios y que uno de sus efectivos fue herido de un balazo al frustrar el ingreso a un hipermercado de casi un centenar de personas.

Episodios similares tenían por escenario otros puntos de la Argentina, como en Villa Tessei, en el suburbano bonaerense, donde fueron saqueados una casa de electrodomésticos y un frigorífico. En Mar del Plata, a 400 kilómetros al sur, igual suerte corrió un minimercado.

Debido a los desmanes y con la esperanza de amedrentar a los saqueadores, De la Rúa declaró el estado de sitio el miércoles por la noche.

El estado de sitio suspende las garantías constitucionales, habilita a las fuerzas de seguridad a disolver cualquier manifestación pública y permite detener a ciudadanos y dejarlos a disposición del Poder Ejecutivo sin intervención de la justicia.

A pesar de ello, de inmediato miles de ciudadanos se lanzaron en forma pacífica y espontánea a las calles para repudiar a De la Rúa y reclamarle cambios en la política socioeconómica.

Al despuntar la madrugada del jueves, más de 10.000 personas se congregaron frente al Congreso o en la Casa de Gobierno y otras miles salieron de sus casas -aún en los más elegantes barrios de Buenos Aires como Palermo o Recoleta- para protestar contra el Gobierno y el estado de sitio, golpeando cacerolas.

El vocero presidencial Juan Pablo Baylac declaró el jueves que "ese cacerolazo fue impresionante" y lo consideró como "la contracara de los vándalos" que participan de los saqueos.

Argentina está afectada por una severa recesión económica que lleva 42 meses y cuyas consecuencias sociales son visibles, aunque el Gobierno dijo que los saqueos y los episodios de violencia se deben a una agitación política planificada.

Alrededor de 5,5 millones de personas enfrentan problemas de empleo y casi 15 millones se encuentran en situación de pobreza.
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