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Avanza investigación por asesinato de arzobispo colombiano

Miles de colombianos despidieron este martes el ataúd del cardenal de Cali, Isaías Duarte, asesinado el sábado pasado presuntamente por orden del narcotráfico. En el discurso de despedida, el Presidentte Andrés Pastrana fue duramente abucheado por los asistentes.

19 de Marzo de 2002 | 17:20 | Reuters
CALI.- El arzobispo Isaías Duarte fue enterrado este martes en medio de una solemne y sentida ceremonia en la catedral, mientras los feligreses agitaban sus pañuelos blancos y el Presidente Andrés Pastrana afirmaba que su muerte no quedará impune.

"El asesinato de Monseñor Duarte fue una puñalada a nuestra fe y a las convicciones religiosas de la gran mayoría del pueblo colombiano", dijo Pastrana.

El Mandatario, quien pidió un minuto de silencio por su memoria, fue fuertemente abucheado cuando hablaba frente al ataúd del más alto jerarca católico asesinado en este país.

La reacción popular contra Pastrana parece corresponder a la última denuncia que hizo el arzobispo antes de las elecciones legislativas del 10 de marzo, en la que advirtió sobre la infiltración de dineros del narcotráfico en campañas para el congreso.

Pastrana, en declaración pública, le exigió a Duarte que "no tirara la piedra y escondiera la mano" y que diera a la justicia los nombres de los implicados.

Duarte, de 63 años, fue asesinado a balazos el sábado, después de oficiar una ceremonia de matrimonios colectivos.

La investigación criminal continúa y las autoridades afirman que cada vez cobra más fuerza la hipótesis de que el narcotráfico ordenó el crimen.

"El centro de gravedad esta en el narcotráfico. Todos se nutren del narcotráfico, las balas que mataron a Monseñor fueron compradas con el narcotráfico, para llegar al punto de no retorno", dijo el general Francisco René Pedraza, comandante de la Tercera División del ejército.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) rechazaron el lunes, a través de voceros autorizados, su vinculación al crimen el arzobispo y acusaron al narcotráfico.

Aparte de sus reciente denuncias contra el narcotráfico, Duarte fue un enérgico opositor de las prácticas de los grupos guerrilleros y paramilitares.

Después del secuestro de más de un centenar de personas que asistían a la misa dominical en Cali por parte del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en 1999, Duarte excomulgó a los rebeldes.

Cuando fue obispo de Apartadó, una convulsionada región del noroeste del país, fustigó el accionar de los armados y las masacres y desplazamientos contra la población civil que causaron, al mismo tiempo que creó mecanismos para la reconciliación y búsqueda de la paz.

El asesinato del religiosos ha sacudido a este país predominantemente católico, en el que docenas de líderes han sido asesinados, pero nunca antes un arzobispo.

Miriam Hernández, una feligresa quien llegó a la catedral antes del amanecer para darle la última despedida a Duarte afirmó que era un "gran hombre que siempre estuvo con nosotros y nunca tuvo temor de decir la verdad".

¿"Quién lo mató?", se preguntó Hernández, de 50 años. "La misma política porque había un revoltijo entre muchos políticos y muchas narcos y él tuvo el valor de denunciarlo", dijo.

Los mafias colombianas del narcotráfico tienen fama de ser despiadadas desde la década de los 80 y 90, cuando el narcotráfico estuvo dominado por Pablo Escobar y su cartel de Medellín y sus rivales, el Cartel de Cali.
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