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Papa condena abusos sexuales cometidos por sacerdotes

"En cuanto sacerdotes nos sentimos en estos momentos personalmente conmovidos en lo más íntimo por los pecados de algunos hermanos nuestros, que han traicionado la gracia recibida con la Ordenación", dijo el Pontífice en la Carta que escribió con motivo del Jueves Santo y que fue presentada hoy en el Vaticano.

21 de Marzo de 2002 | 09:08 | EFE
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa ha condenado, sin nombrarlo directamente, los casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes y ha dicho que está "conmovido en lo más íntimo" por esos hechos que escandalizan y crean un "clima de sospecha" sobre los otros curas que ejercen su ministerio con honestidad y coherencia.

La condena la ha expresado en la Carta que ha escrito a los sacerdotes con motivo del Jueves Santo y que fue presentada hoy en el Vaticano. El Jueves Santo es el día en que Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía y el del Sacerdocio.

"En cuanto sacerdotes nos sentimos en estos momentos personalmente conmovidos en lo más íntimo por los pecados de algunos hermanos nuestros, que han traicionado la gracia recibida con la Ordenación, cediendo incluso a las peores manifestaciones que iniquidad que hay en el mundo", afirmó el Papa en su misiva en clara referencia a los numerosos casos de abusos sexuales cometidos por curas en los últimos tiempos, sobre todo en EE.UU.

Siempre de manera indirecta, Juan Pablo II añadió que esos casos desatan "graves escándalos" que llegan a crear un clima denso de sospechas sobre los otros sacerdotes que ejercen su ministerio con honestidad y coherencia y a veces de manera heroica.

"Mientras la Iglesia expresa su propia solicitud por las víctimas y se esfuerza por responder con justicia y verdad a cada situación penosa, todos nosotros, conscientes de la debilidad humana pero confiando en el poder salvador de la gracia divina, estamos llamados a comprometernos más en la búsqueda de la santidad", agregó el Pontífice.

La carta fue presentada por el cardenal colombiano Dario Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero, quien deploró estos "gravísimos delitos" y dijo que la Iglesia siempre ha defendido la moral pública y el bien común y que siempre ha dado mucha importancia al "problema" de los abusos sexuales.

Castrillón Hoyos subrayó que las leyes de la Iglesia son muy serias y severas, que por tradición "trata las cosas internas en su interior", pero que ello no significa que se sustraiga a los ordenamientos civiles de los países, "salvo en los casos de secreto de confesión".

El cardenal recordó que el ordenamiento de la Iglesia prevé la suspensión e incluso expulsión de un sacerdote que haya cometido abusos sexuales o pederastia y reiteró que el mismo Juan Pablo II ha deplorado esos comportamientos, ha llamado al orden a obispos y sacerdotes y ha condenado los abusos cometidos por curas en Oceanía y Estados Unidos.

En la carta, el Papa insistió también en la importancia del sacramento de la penitencia como "camino" para lograr el perdón y animó a los sacerdotes a "redescubrir personalmente" ese sacramento y trabajar para que "lo redescubran los fieles", haciendo hincapié en los jóvenes.

Juan Pablo II dijo que el sacramento de la confesión sufre de dos excesos: el rigorismo y el laxismo, advirtiendo a los sacerdotes a estar siempre atentos para mantener el equilibrio justo y no incurrir en ninguno de los dos extremos.

El rigorismo, según el Papa, oprime y aleja a los fieles y el laxismo desorienta y crea falsas ilusiones.

El Papa añadió en su carta que en una época como la actual, con tantos problemas relacionados con la ética sexual y familiar, la bioética y la moral profesional, es obligatorio que los sacerdotes tengan su formación puesta al día y en concordancia con las enseñanzas de la Iglesia.

A este respecto añadió que muchas veces sucede que los fieles en cuestiones éticas de actualidad salen de los confesionarios con ideas confusas, en parte porque no encuentran en los sacerdotes confesores "la misma línea de juicio".

El Papa les recordó que quienes ejercen ese delicado ministerio "tienen el preciso deber de no cultivar y menos aún manifestar en el momento de la confesión valoraciones personales no conformes con lo que la Iglesia enseña y proclama".

"No se puede confundir con el amor el faltar a la verdad por un malentendido sentido de comprensión. No tenemos la facultad de expresar criterios según nuestro arbitrio, incluso con la mejor intención. Nuestro cometido es el de ser testigos de Dios", subrayó el Papa.

El Obispo de Roma también reiteró que la confesión es "personal" y que sólo en casos de grave necesidad se puede recurrir a la forma comunitaria de confesión y absolución colectiva.
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