MEDELLIN.- Tras la mediación de la Cruz Roja ante la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), llegaron a esta ciudad 18 civiles que resultaron heridos durante la explosión de un cilindro cargado con explosivos que cayó en una iglesia donde se refugiaban en una localidad al noroeste del país.
En varios helicópteros de la gobernación de Antioquia, llegaron 18 víctimas, entre hombres, mujeres y niños con graves heridas, según informó a la AP uno de los paramédicos ubicados en el hangar del aeropuerto de Enrique Olaya Herrera de Medellín.
El comandante de la I División del Ejército, general Leonel Gómez, aclaró a reporteros que no se podía entregar una cifra ni exacta, ni aproximada de civiles muertos, puesto que ninguna autoridad ha llegado a la zona.
Sin embargo, aseguró que en los combates participaron alrededor de 500 paramilitares y 800 guerrilleros.
Los alcaldes de Bojayá y Vigía del Fuerte, zona donde ocurrieron los enfrentamientos dijeron mas temprano a la AP que el párroco de Bojayá, localidad a unos 380 kilómetros al noroeste de Bogotá, vía radio, informó que había al menos 60 personas muertas, en su mayoría civiles, alrededor de la iglesia.
Fuera del aeropuerto, unas 70 personas, familiares de los pobladores de Vigía del Fuerte y Bojaya, esperaban ansiosas noticias de sus seres queridos.
Uno de ellos, Felipe Carlos, abandonó Vigía del Fuerte hace dos años, cuando las FARC, en un ataque a la base policial de pueblo, dejó en ruinas su local comercial. Ahora trabaja como vendedor ambulante en las calles de Medellín.
"Esta pesadilla no se acabará nunca", añadió Felipe, quien visiblemente triste escuchó el nombre de uno de sus sobrinos entre la lista de heridos.
Los combates se presentaron a principios de semana entre miembros de las derechistas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y las FARC.
El alcalde de Bojayá, Ariel Palacios, en diálogo telefónico con la AP, hizo un llamado de solidaridad a la comunidad nacional e internacional, solicitando ayuda humanitaria para sus pobladores, quienes además de la violencia, se han visto afectados por un fuerte invierno que azota la región.
La zona, según autoridades civiles, era controlada por las FARC, pero, desde la semana pasada las AUC, una fuerza ilegal contrainsurgente, se trenzó en fieros combates con esa guerrilla, por el control de un estratégico corredor geográfico, con salida al Golfo de Urabá en el Océano Atlántico.
El grupo que logre el dominio de esta selvática región podrá operar a sus anchas, debido a la ausencia de las fuerzas oficiales que salieron del área hace más de dos años cuando murieron 21 policías en marzo de 2000 durante intensos combates con las FARC.
A la zona, desde donde sale droga e ingresan armas, sólo se puede llegar por río o por avión.
En Barcacoas, otro municipio al suroeste del país, también se presentaron fuertes combates entre esas dos fuerzas irregulares, igualmente por el control territorial de la región por donde se puede llevar vía fluvial al Océano Pacífico.
"Se ha reiniciado el abastecimiento de gasolina y alimentos a Barcacoas, que estaban suspendidos desde hace cinco días", dijo a la emisora Radionet, el secretario de gobierno de Nariño, departamento fronterizo con Ecuador, Eduardo Real Bechamorro.
Informes de la policía, el viernes, dijeron que al menos 20 guerrilleros y 10 paramilitares murieron en los enfrentamientos.
