BOGOTA.- Combates entre guerrilleros izquierdistas y el ejército dejaron 10 rebeldes y siete soldados muertos, en medio de un corredor estratégico para el tráfico de armas y drogas en el noroeste de Colombia, informaron el martes las Fuerzas Militares.
Mientras tanto, otras 12 personas murieron en enfrentamientos entre paramilitares de ultraderecha y guerrilleros en una zona montañosa del departamento de Antioquia.
La decimoséptima brigada militar informó que tropas especializadas en la lucha contra la guerrilla combatieron con rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en una zona montañosa del pueblo de Carepa, en el departamento de Antioquia.
Los enfrentamientos, en los que intervinieron helicópteros artillados, se iniciaron el lunes y finalizaron el martes, precisaron las fuentes castrenses.
Carepa está en la región del Urabá, cerca de la frontera con Panamá, donde están las más importantes plantaciones de banano de este país sudamericano.
La zona fue escenario en la década de los años de 1990 de una sangrienta guerra entre rebeldes de las FARC, el principal grupo rebelde del país con 17.000 combatientes, y paramilitares de ultraderecha, en medio de una confrontación por el control político y territorial de la región.
Después de enfrentamientos en el que murieron miles de civiles, los paramilitares expulsaron a las FARC de la zona, considerada vital para el tráfico de armas y de drogas por su cercanía a Panamá y los océanos Pacífico y Atlántico.
FARC buscarían recuperar el control del Urabá
A finales de abril, presuntos guerrilleros de las FARC asesinaron a balazos a nueve trabajadores bananeros en la misma región, la primera masacre de este tipo en los últimos cuatro años.
Los combates se registraron casi dos semanas después de que las FARC bombardearon una iglesia en el pueblo de Bojayá, en el vecino departamento del Chocó, y asesinaron a 117 civiles, incluidos 45 niños.
Esta matanza fue considerada la peor en la guerra interna que sufre Colombia desde hace 38 años.
La confrontación cobró la vida de 40.000 personas, la mayoría civiles, sólo en la última década.
El líder de los escuadrones paramilitares, Carlos Castaño, denunció la semana pasada que la masacre de Bojayá forma parte de un plan de las FARC para recuperar el control territorial del Urabá.
Por otra parte, el gobernador encargado del departamento de Antioquia, Eugenio Prieto, reportó la muerte de 12 personas en medio de combates entre paramilitares y rebeldes de las FARC en zona rural del municipio de Campamento.
"No tenemos claridad si son civiles o miembros de los grupos ilegales que combaten", dijo el funcionario en una conferencia de prensa.
Los nuevos hechos de violencia ocurren a 12 días de las elecciones, en la que los colombianos elegirán al sucesor del conservador Andrés Pastrana para un período de cuatro años.
El liberal disidente Álvaro Uribe, caracterizado por su discurso de línea dura contra la guerrilla, es el favorito para ganar las elecciones, según las más recientes encuestas de preferencias electorales.
