MONTEVIDEO.- El gobierno uruguayo afinaba el viernes un plan para congelar parte de los depósitos bancarios y así salvar su dañado sistema financiero con ayuda del FMI, pero ésta se demoraba, mientras la policía había reforzado la vigilancia en las calles tras inéditos saqueos.
Uruguay, apretado entre sus grandes vecinos Argentina y Brasil, atraviesa una de sus peores recesiones, agravada en enero por la debacle argentina, que golpeó al turismo, el comercio y hasta el hasta hace poco sólido sistema financiero.
El plan del gobierno, que irá en forma de proyecto de ley al Congreso, difiere hasta en tres años la devolución de depósitos a plazo fijo en dólares en bancos estatales y algunos privados que fueron intervenidos por iliquidez.
La iniciativa prevé que los depósitos sean devueltos en la misma moneda en la que fueron pactados.
El congelamiento y los saqueos recordaron a los uruguayos una medida similar pero más drástica adoptada en diciembre por Argentina, que el gobierno del presidente Jorge Batlle, del centroderechista Partido Colorado, había jurado que jamás tomaría en un intento por calmar a los ahorristas.
Para poner en marcha el plan se esperaba para el viernes la concreción de un paquete de emergencia del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, en una operación que será intermediada por el FMI y que incluiría fondos por 1.500 millones de dólares, dijeron el viernes temprano legisladores oficialistas tras reunirse con Batlle.
Pero más tarde el directorio ejecutivo del organismo dijo que si bien trató el caso uruguayo, no tenía anuncios que hacer todavía, pero que podría haber novedades el fin de semana.
Por su parte, el Tesoro estadounidense dijo que está listo para apoyar a Uruguay a través de los organismos crediticios porque el país se lo merece, lo que refleja el fruto de un acercamiento de Batlle a su homólogo George W. Bush.
"Entendemos que autoridades del Uruguay y del FMI han tenido buenos progresos y esperamos un anuncio para este fin de semana", dijo a periodistas Tony Fratto, portavoz del Tesoro.
"Uruguay merece el financiamiento de instituciones financieras internacionales y estamos listos para apoyarlos", agregó.
La perspectiva de más ayuda hizo que los deprimidos bonos uruguayos se estabilizaran tras varios días de caídas. El bono de referencia con vencimiento en el 2012 cerró estable a 34,625 por ciento de su valor nominal.
Montevideo, donde vive la mitad de los 3,2 millones de uruguayos, era patrullada por gran cantidad agentes de seguridad, quienes tomaron las calles para impedir que se reproduzcan los saqueos de comercios ocurridos el jueves.
"Creíamos que nos salvábamos de ser Argentina, pero con esto estamos igual. Nunca pensé que íbamos a estar así", dijo a Reuters Nélida, una mujer de mediana edad, refiriéndose tanto a los saqueos como al planeado congelamiento de depósitos.
La mujer intentaba sacar dinero de un cajero automático en medio de las restricciones impuestas por el gobierno, que el martes decretó un feriado bancario, vigente hasta este viernes, para frenar la fuga de depósitos.
El Banco Central permitía extraer sólo moneda local con topes, lo que aumentó la demanda de dólares e hizo caer al peso 3,57 por ciento a 28 unidades por dólar.
El gobierno tenía previsto enviar el proyecto de ley al Congreso este viernes, pero más tarde una fuente del Senado dijo que lo haría el sábado para dar más tiempo a informar a los legisladores sobre el estado de la banca.
Con miedo y quizás sin fútbol
Para los comerciantes de las periferia de Montevideo la atención estaba sin embargo en las puertas de sus negocios, que muchos abrieron pese al temor de nuevos saqueos como los que sufrieron 25 pequeños supermercados el jueves, en incidentes que dejaron casi 50 detenidos.
"Tengo mucho miedo, pero no quiero demostrarlo, por eso abro el local", dijo a Reuters Julio Fernández, un pequeño comerciante del humilde Barrio Borro, donde el día anterior se concentraron los desmanes.
No obstante, los temores hicieron que muchos cerraran las puertas varias horas antes de lo habitual.
Aunque no hubo saqueos, al menos 500 personas que iban a recibir alimentos de supermercados en el periférico barrio Cerro Norte arrojaron piedras contra quienes los repartían, subrayando el nivel de tensión en la jornada. Un fotógrafo de Reuters resultó herido en la cabeza durante el incidente.
Debido a la ausencia de guardia policial, que estaba concentrada en prevenir los saqueos, peligraba la disputa el fin de semana de los partidos del torneo local de fútbol, que en Uruguay son casi una religión y distraen de la crisis.
Con la economía estancada desde 1999, los índices de pobreza y desempleo llegaron a niveles sin precedentes en un país que una vez fue considerado como la "Suiza de América" por su estabilidad y alto nivel de vida.
Un creciente déficit fiscal sumado a su alta exposición a la convulsionada Argentina lo bajaron de su pedestal y llevaron a este pequeño productor ganadero a engrosar las filas de las naciones emergentes que generan desconfianza entre los inversores.
Congelamiento a medias
El plan del gobierno no afectará a ningún tipo de depósito en las filiales de bancos internacionales en Uruguay porque sus casas matrices prometieron capitalizarlas, dijo el vicepresidente, Luis Hierro.
"Habrá algún tipo de restricción con los depósitos a plazo fijo en los bancos públicos (...) Las personas que tienen sus cuentas en bancos internacionales no tendrán ningún tipo de restricción porque los bancos han dicho que van a respaldar a las sucursales que hay en el país", señaló a periodistas.
Más temprano, Hierro dijo a una radioemisora que los bancos abrirán el lunes, pero que están en duda dos, el Comercial y el de Crédito, ambos con participación estatal y donde el gobierno espera que los socios privados aporten capital.
Los bancos uruguayos, considerados un bastión de solidez en América Latina hasta el año pasado, perdieron un tercio de sus depósitos en dólares entre enero y junio por temores de los ahorristas a que el país se hundiera junto con Argentina.
A los temores contribuyeron la investigación en febrero de un supuesto fraude en el Comercial, el primero entre los privados, y recientemente una indagatoria por presunto desvío de fondos en el Banco Montevideo-Caja Obrera, hoy suspendido.
La iliquidez bancaria desmoronó las reservas internacionales del Estado, que cayeron de 3.100 millones en enero a 655 millones a fines de julio, sobre todo debido a que el país salió a respaldar a bancos con iliquidez.
El senador de la opositora izquierda, Reinaldo Gargano, dijo a Reuters que el proyecto, que habría sido sugerido por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
"La propuesta que hacen los organismos internacionales y el gobierno de Estados Unidos para dar ese préstamo es que los bancos estatales y también la banca gestionada (intervenida) reprogramen los depósitos a plazo fijo a tres años", dijo.
Cecilia, una joven ahorrista del gigante estatal Banco República, se quejó de que el gobierno fracasó en poner sus barbas en remojo tras el colapso económico en Argentina.
"Pudimos haber evitado convertirnos en Argentina, pero el gobierno fue totalmente incapaz de evitarlo", señaló.
La banca del pueblo
El hecho de que los afectados por los congelamientos vayan a ser los ahorristas de la banca pública podría afectar la ya tensa situación social, en una población agotada por más de tres años de recesión y que hasta hace poco tenía uno de los mejores niveles de vida del continente, dijo un analista.
La banca estatal y en especial el Banco República, el primero del país, absorbe la mayoría de los depósitos de pequeños ahorristas nacionales, mientras la banca privada se ha dedicado a captar fondos de empresas y de argentinos atraídos por la solidez y el férreo secreto bancario de Uruguay.
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