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Papa encomienda a la Virgen viaje a Polonia

El Pontífice afronta este viaje, el noveno a su país natal en casi 24 años de pontificado, con fuerza, alegría y buen estado físico, gracias a los días de reposo en la residencia de verano de Castel Gandolfo, donde se ha recuperado rápidamente del fatigoso periplo por Toronto (Canadá), Guatemala y México.

15 de Agosto de 2002 | 09:07 | EFE
VATICANO.- Juan Pablo II puso hoy en manos de la Virgen la visita que mañana emprenderá a Polonia, un viaje al recuerdo, visto los lugares que recorrerá, pero en el que también recordará al mundo que no hay que desanimarse, ya que Dios con su misericordia divina está al lado del hombre.

El Pontífice afronta este viaje, el noveno a su país natal en casi 24 años de pontificado, con fuerza, alegría y buen estado físico, gracias a los días de reposo en la residencia de verano de Castel Gandolfo, donde se ha recuperado rápidamente del fatigoso periplo por Toronto (Canadá), Guatemala y México.

Su rápida recuperación se vio durante el ángelus celebrado hoy en el patio central de Castel Gandolfo. El Papa, de 82 años, entró en el recinto por su propio pie, apoyado en un bastón, aunque acompañado de sus dos inseparables secretarios.

Caminó con cierta agilidad, algo impensable hace varios meses, sobre todo durante el reciente viaje de mayo a Azerbaiyán y Bulgaria, donde apenas podía dar dos pasos y donde tuvo que usar en todo momento una peana móvil para desplazarse.

Con voz fuerte y clara, el Obispo de Roma recordó que hoy se conmemora la Asunción de la Virgen, de la que dijo es la "mujer perfecta" y bajo cuya protección puso el destino de los pueblos y la misión de la Iglesia, así como el viaje que mañana emprenderá a su Polonia natal.

"Fortalecidos por tu ayuda no tememos a los obstáculos y a las dificultades. No nos echa para atrás la fatiga y el sufrimiento, ya que tu nos acompañas en el camino de la vida y del cielo. En Ti quiero confiar de manera especial el viaje que mañana emprenderé a Polonia", dijo el Papa Wojtyla, que también pidió a los fieles que le acompañen durante el viaje con los rezos.

Juan Pablo II partirá a primeras horas de la tarde de mañana, día 16, hacia Cracovia, la única etapa de este viaje junto al cercano monasterio de Kalwaria Zebrzydowska.

Se puede considerar un viaje al recuerdo, ya que Cracovia está íntimamente unida a Karol Wojtyla. En esta ciudad pasó los 40 años centrales de su vida, a ella llegó cuando tenía 18 años, en ella ofició su primera misa y de la misma fue arzobispo y cardenal hasta que cumplió los 58 años, fecha en que fue elegido Papa en el cónclave de octubre de 1978 para nombrar al sucesor de Juan Pablo I.

Todos los lugares que visitará en estos cuatro días le traerán innumerables recuerdos.

Acudirá a la catedral de Wawel, donde hace 56 años celebró su primera misa, rezará ante la tumba familiar en el cementerio de Rakowice y bendecirá el nuevo santuario de la Misericordia Divina de Lagiewniki, en las afueras de Cracovia, levantado junto al convento ya existente y en el que él rezó en muchas ocasiones cuando regresaba de trabajar de la fábrica química Solway.

En ese convento vivió la monja santa Faustina Kowalska (1905-1938), que impulsó el culto a la Misericordia Divina, del que es fiel devoto el Papa Wojtyla.

La devoción a la Misericordia Divina es uno de los temas claves del Pontificado de Juan Pablo II, quien escribió su segunda encíclica (Dives in Misericordia, 1980) inspirándose en lo conocido a través de la monja Kowalska, proclamada santa en el año 2000.

"Dives in misericordia" está considerada la encíclica más teológica de Juan Pablo II y la expresión más clara de su alma pastoral.

La Misericordia Divina expresa el amor de Dios hacia los hombres, el que les salva, ya que es más fuerte que el pecado. Juan Pablo II aprovechará de nuevo para desde su tierra exhortar a los hombres a ejercer la misericordia, de los unos hacia los otros, en un mundo siempre más amenazado por la violencia.

Pero aunque el recuerdo esté presente en todos los actos del Papa, Juan Pablo II no dedicará estos cuatro días sólo a la nostalgia y recordará ante los cientos de miles de polacos que ya le esperan en Cracovia -se habla de hasta cinco millones- que a pesar de la violencia que azota al mundo -el 11 de septiembre y Tierra Santa, como símbolos- no hay que caer en el desánimo, ya que con su misericordia Dios está al lado del hombre.

El cardenal de Cracovia, Franciszek Macharski, es de esa opinión. En declaraciones previas a la visita de su antecesor, el purpurado aseguró que Juan Pablo II va a proclamar de nuevo la esperanza y a afirmar que se puede comenzar de nuevo.

Sin embargo, el Papa se va a encontrar con una sociedad polaca cada vez más secularizada y un país en el que aumenta el desencanto, con un 20 por ciento de la población en paro, cuya economía se ha estancado y que ha perdido confianza en Europa, que le está exigiendo grandes esfuerzos para abrirle las puertas de la Unión.

Los polacos podrán contar de nuevo con el apoyo del Papa, quien durante el viaje volverá a abogar por la integración de Polonia en la Europa única y recordará que la construcción europea no puede olvidar el cristianismo.
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