EMOLTV

Estados Unidos sigue a la caza de los cabecillas del terrorismo mundial

Los medios militares norteamericanos no son más que una parte de la lucha. Un papel muy importante les corresponde desempeñar a los servicios secretos, que han recibido la tarea de detectar células terroristas hasta hoy desconocidas o en proceso de reorganización, desde el norte de Africa hasta el sureste de Asia.

07 de Septiembre de 2002 | 10:48 | Agencias
WASHINGTON.- En la caza internacional de los cabecillas del terrorismo, Estados Unidos está yendo más de prisa. Casi un año después de los atentados contra el World Trade Center y el Pentágono, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, encargó a unidades especiales norteamericanas la tarea de "capturar o matar" a los dirigentes de Al Qaida estén donde estén.

"El secretario quiere hacer comprender a cada quien que esto es muy urgente y que los peligros son muy reales", explicó la portavoz del Departamento de Defensa, Victoria Clark. Es cada vez más difícil, según Rumsfeld, capturar a las últimas reservas de la organización terrorista, que están acosadas y dispuestas a todo.

La orden secreta impartida por Rumsfeld, que se filtró a los medios de comunicación estadounidenses y que no ha sido desmentida hasta ahora, demuestra claramente que Estados Unidos, a pesar de su estrategia bien calculada, todavía está en los inicios de su guerra contra el terrorismo. "A pesar del éxito logrado en Afganistán, aún tenemos un largo camino por delante", admitió Clark.

Los medios militares no son más que una parte de la lucha. Un papel muy importante les corresponde desempeñar a los servicios secretos, que han recibido la encomienda de detectar células terroristas hasta hoy desconocidas o en proceso de reorganización, desde el norte de Africa hasta el sureste de Asia.

De acuerdo con datos facilitados por Rumsfeld, Al Qaida aún cuenta con miembros activos en más de sesenta países, incluyendo a Estados Unidos. Según el secretario de Defensa, entre seis y 12 dirigentes de la red terrorista disponen de todas las informaciones necesarias para poder ocupar el lugar de Osama bin Laden, incluyendo conocimientos de las cuentas bancarias disponibles.

Uno de los objetivos centrales de la estrategia de Estados Unidos consiste en cortar los flujos financieros hacia el terrorismo, pero nadie puede indicar con cifras contundentes a cuánto ascienden los fondos de apoyo congelados, a pesar de los "resultados notables" de la campaña internacional que el subsecretario del Tesoro, Kenneth Dam, ha defendido en un informe presentado ante el Congreso.

Según estos datos, han sido incautados 112 millones de dólares en todo el mundo, de ellos setenta millones fuera de Estados Unidos. En 160 países se han dado instrucciones para el decomiso de sumas de dinero sospechosas. Varios canales financieros del terrorismo están bloqueados y se han tomado medidas para impedir que grupos disfrazados de fundaciones presten sus servicios al terrorismo.

Al tiempo que continúa la caza de terroristas en Afganistán, Estados Unidos está construyendo de forma sistemática una red de bases de operaciones y acuerdos de cooperación. En Pakistán puede utilizar para su campaña tres bases aéreas. Hasta donde se sabe, la superpotencia está presente en Georgia, Uzbekistán, Kirguizia, Tayikistán, Filipinas y Yemen con tropas que cumplen tareas de asesoramiento o adiestramiento, o con fuerzas de apoyo logístico.

De acuerdo con la Federation of American Scientists, organización crítica con el gobierno de Washington, el "antiterrorismo ha sustituido al anticomunismo como argumento universal de la ayuda militar estadounidense en el siglo XXI".

Muchas restricciones han sido eliminadas. Además de Pakistán, también Uzbekistán, Kirguizia y Tayikistán han recibido generosos suministros de material bélico. Al parecer, la ayuda militar de Estados Unidos incluso ha beneficiado a países no involucrados directamente en la lucha antiterrorista, tales como Azerbaiyán, Armenia y Kenia, y también llegará a países como Omán, Nepal y Etiopía.

Filipinas ya está recibiendo ayuda de Washington para su lucha contra el grupo guerrillero islámico Abu Sayyaf en la isla de Basilán. Tras una interrupción de tres años, Estados Unidos también ha reanudado su asistencia militar a Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo, considerado como nido potencial del terrorismo.

De los cincuenta millones de dólares que Estados Unidos ha asignado a Indonesia, destinados fundamentalmente a apoyar a la policía en la lucha antiterrorista, cuatro millones van dirigidos al adiestramiento de soldados. Las preocupaciones sobre las violaciones de los derechos humanos por parte del Ejército indonesio han quedado relegadas a segundo plano. Además, durante su reciente gira por Asia, el secretario de Estado Colin Powell cerró en Brunei un Pacto Antiterrorista con diez países miembros de la Asociación de Estados del Sudeste Asiático (ASEAN).

La lucha común conta el terrorismo también ha fortalecido los lazos con otras "grandes potencias", en primer lugar con Rusia, pero también con China. Las tradicionales objeciones a la actuación del Ejército ruso contra los separatistas en Chechenia o las detenciones de cientos de disidentes políticos en China ya no son obstáculos.