JERUSALÉN.- Israel se declaró dispuesto a atacar Líbano si este país lleva a cabo, como pretende, un plan para bombear agua de un afluente del río Hatzbani que iría en detrimento de israelíes y jordanos.
Fuentes del Gobierno israelí de unidad nacional advirtieron hoy que Israel no permitirá que Beirut, que tiene previsto comenzar dentro de unas semanas a bombear el agua, ejecute esa operación sin llegar antes a un acuerdo con este país, como establecen los acuerdos internacionales.
En previsión de un conflicto, Estados Unidos, que ya evitó hace cuarenta años una guerra entre Israel y Siria por un problema similar, ha decidido enviar a un emisario a la región, según la radio pública israelí.
El potencial anual del afluente que desemboca en el Hatzabani es de diez millones de metros cúbicos por año, según el director de Mekorot, la Compañía estatal de Agua de Israel, general retirado Uri Saguí.
El alto cargo israelí dijo que las autoridades libanesas tienen intención de tomar 50 millones de metros cúbicos de agua por año.
"Sería una lástima que se produzca un enfrentamiento" armado por falta de acuerdo sobre el plan libanés, "que viola el equilibrio en la distribución del agua en esta zona", cuya escasez afecta a Siria, Israel y Jordania por igual, comentó Saguí.
Recordó, además, que Israel, debido al tratado de paz de 1994 con el vecino Reino de Jordania, debe entregar a ese país 50 millones de metros cúbicos de agua potable por año, y que también abastece a los palestinos.
El Primer Ministro israelí, Ariel Sharon, que invadió Líbano para intentar erradicar a la guerrilla palestina en 1982 cuando era jefe militar, declaró esta semana que si el Gobierno de Beirut sigue adelante con su plan "Israel actuará".
Según medios oficiales israelíes, el presidente de EE.UU., George W. Bush, exhortó al Gobierno de Israel a que se contenga, en apariencia debido a la ofensiva estadounidense, por ahora diplomática, contra otro país del mundo árabe, Irak.
Una conflagración en este momento en Líbano, opinan los observadores, "distraerá la atención" sobre Irak.
Los israelíes considera que quienes alientan este nuevo foco de fricción en torno de un elemento vital como es el agua potable en Oriente Medio son la guerrilla integrista del Partido de Dios (Hezbola) y Siria, cuyo Ejército coopera con ella y controla el sur de Líbano.
Según fuentes del Gobierno israelí, Siria mantiene excelentes relaciones con Irak y sus dirigentes se oponen desde Damasco, sede de las organizaciones palestinas del "frente del rechazo", a un reciente acuerdo entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) para una retirada de su ejército de ciudades autónomas de Cisjordania.
Asimismo, dicen las fuentes israelíes, el Gobierno sirio permite el paso por su territorio de equipos de combate, incluso para la fabricación de armas no convencionales, destinados a Irak.
Hezbolá, según fuentes militares y políticas de Israel, hace tiempo que intenta abrir "un segundo frente", aparte del que existe entre la resistencia de los palestinos en Cisjordania y Gaza e Israel.
De momento, las autoridades israelíes, probablemente por presión de EE.UU., su principal aliado en el mundo, tratarán de agotar, según el general retirado Saguí, todos los medios diplomáticos para salvar el nuevo conflicto con Líbano, que puede estallar en unos días si ese país, como se anuncia, comienza a bombear el agua.
Sharon y los dos principales ministros del Partido Laborista en su gabinete de Seguridad Nacional, el de Defensa Benjamín Ben Eliezer y el de Asuntos Exteriores Simon Peres, consideran que si Líbano lleva a cabo esa operación la reacción de Israel debe ser "contundente".
