RAMALA.- Excavadoras del ejército israelí están destruyendo el helipuerto de la Mukata en Ramala, desde donde el presidente palestino, Yasser Arafat, viajaba en helicóptero a Gaza y Jordania y recibía a líderes mundiales, informa la radio israelí.
El helipuerto sirvió anoche de último escenario a la rendición de unos cuarenta policías palestinos -encargados de la seguridad de Arafat- a las fuerzas israelíes, que asedian al presidente palestino desde hace tres días.
Las excavadoras israelíes continúan "trabajando" en la Mukata, casi completamente en ruinas, a no ser por el edificio de oficinas de Arafat, aún en pie a pesar de haber recibido varios proyectiles.
El presidente, su guardia de elite, dirigentes de la ANP y fuerzas de seguridad, en total unas 250 personas, se hallan atrincherados en la segunda planta de las oficinas tras el derrumbe de la escalera que comunica con la planta baja y están a la espera de acontecimientos, sin que haya signos de que se entreguen los 19 hombres que Israel requiere.
Un fotógrafo que se encuentra en las oficinas presidenciales ha asegurado que el ejército ha lanzado un proyectil de tanque a la oficina de Arafat en la segunda planta, pero que el presidente la abandonó poco antes del disparo por lo que no ha resultado herido.
El líder palestino ha asegurado en un comunicado que está listo para la paz, pero no para la capitulación.
El partido Al-Fatah, que preside Yasser Arafat, ha advertido a Israel que si el presidente palestino sufre algún daño "no podrá escapar de los ataques de Fatah y de sus héroes".
El edificio, donde se encuentra Arafat, ha recibido además varios impactos de proyectiles por lo que el asesor del presidente, Nabil Abú Rudaina, ha anunciado que existe riesgo de colapso de su estructura. "No sabemos cuánto tiempo podremos aguantar", declaró el ministro palestino de Finanzas, Salam Fayah. "Siento como el edificio tiembla, las excavadoras no dejan de funcionar, destruyen todo lo que se encuentra alrededor del edificio en el que nos encontramos", continumó.
Fayad informó que las condiciones sanitarias son desastrosas y que están en contacto con el mundo exterior, sobre todo con responsables extranjeros, "gracias a nuestros teléfonos móviles, mientras no haya interferencias en la red".
De momento, sólo el edificio donde reside Arafat queda en pie. Una pasarela que comunica sus oficinas con una sala de recepción quedó destruida el viernes por la noche, según fuentes de seguridad palestinas, aislando totalmente sus oficinas.
Por otra parte, los militares izaron brevemente la bandera israelí por encima de la sala de recepción así como dos estandartes con los colores de la unidad del ejército que dirige las operaciones.
Dos tanques, con el cañón apuntando a las oficinas de Arafat, están apostados a diez metros del edificio.
"Habría que hacer esfuerzos para poner fin a esta situación ya que las consecuencias podrían ser enormes", subrayó el ministro palestino negándose a comentar la exigencia de Israel, que pide la rendición de los palestinos atrincherados.