RAMALLA/JERUSALEN/WASHINGTON.- Israel detuvo la destrucción del complejo de edificios de la sede del gobierno autónomo palestino presidido por Yasser Arafat, según aseguró hoy el ministro de Relaciones Exteriores israelí, Shimon Peres, en declaraciones a la cadena de noticias CNN.
Peres señaló que Israel no pondría en peligro la vida de Arafat ni estaba presionando para lograr su expulsión de los territorios autónomos. Los bulldozers militares israelíes comenzaron a retirarse esta noche del terreno que ocupaban en los edificios gubernamentales israelíes.
Líderes políticos de la coalición derechista dirigida por el primer ministro israelí, Ariel Sharon, habían sugerido antes que buscaban someter a Arafat a tal presión mediante la destrucción de su cuartel general como para que se fuera al exilio por decisión propia.
El viceministro israelí de Defensa, Weizman Shiri, había declarado a la Radio del Ejército de Israel que Arafat puede salir cuando quiera del edificio en que se encuentra acosado por las tropas. Israel, entonces, "le dará un pasaje sin regreso, de manera digna".
Círculos del Ejército dejaron aún hoy mismo en claro que la acción, bajo el código "Una cuestión de tiempo", tiene como objetivo un exilio voluntario de Arafat. El embajador de Estados Unidos en Tel Aviv, Dan Kurzer, intercedió sin embargo ante el gobierno de Israel para revertir esta política.
Los daños ocasionados al complejo del cuartel central de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) serán reparados, agregó Peres en sus declaraciones a CNN. El suministro de agua y electricidad a los edificios no fue interrumpido intencionalmente y fue reconectado ya, según Peres.
El gobierno de Estados Unidos había apelado hoy nuevamente a Israel para que evaluara las consecuencias de su proceder, dado que la destrucción de la sede palestina en Ramallá no contribuiría a la reducción de la violencia o a la implementación de reformas en el gobierno palestino, según destacó una portavoz de la Casa Blanca.
Cuatro días que Arafat no olvidará
El sitio de la sede de Arafat, la "Mukata", había sido rodeado por fuerzas israelíes en la noche del jueves, tras registrarse dos atentados suicidas palestinos en Tel Aviv y el norte de Israel. Todos los edificios principales y secundarios, con excepción del que aloja a Arafat, han sido demolidos.
Anoche (local) el ejército israelí apeló a medios de disuasión psicológicos, iluminando los dormitorios en el edificio en que se encuentran Arafat y unos 250 colaboradores con fuertes focos de luz y pidiendo constantemente a los hombres encuartelados su capitulación por megáfono.
Israel exige la entrega de 19 presuntos terroristas palestinos que estarían refugiados en el edificio que se mantiene en pie.
Arafat había declarado que prefería "morir como mártir" antes que rendirse. Los soldados israelíes llegaron a arriar hoy una bandera palestina que permanecía entre las ruinas para izar en su lugar una bandera israelí.
Mientras Arafat intentaba comunicarse con la comunidad internacional a través de los teléfonos que le quedan, el Ejército comenzó a derribar sus oficinas en el tercer piso. De esta forma sólo le quedaron a Arafat en el segundo piso tres dormitorios, una recepción y algunas dependencias para sus guardaespaldas, informó la agencia de noticias Wafa.
El movimiento Fatah de Arafat emitió un comunicado en el que amenaza con represalias si Israel hiere a su líder. En Gaza, alrededor de 6.000 personas se manifestaron en las calles, a las que se unieron miembros de Hamas y Yihad (Guerra Santa) Islámica.
Cuatro palestinos murieron en Cisjordania esta mañana a causa de una lluvia de disparos de los soldados israelíes, mientras que treinta manifestantes resultaron heridos.
Al mediodía (local) un niño de 13 años murió en Nablus bajo fuego israelí en una nueva manifestación. Durante todo el día, hubo muestras de apoyo a Arafat en los territorios palestinos.
