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Bush prepara la batalla con Irak pero presta atención a economía

La inestabilidad económica fue la causa principal de la derrota que sufrió su padre, George Bush, cuando buscó la reelección en 1992, apenas un año después de que su popularidad fuera abrumadora tras la rápida victoria en la Guerra del Golfo con pocas bajas estadounidenses.

02 de Enero de 2003 | 06:36 | EFE
WASHINGTON.- El Presidente George W. Bush, quien descansa en su rancho de Texas, prepara la guerra contra Irak pero presta atención a la economía y la asistencia médica, asuntos que pueden dominar el debate cuando se ponga en marcha la campaña para su reelección en 2004.

La inestabilidad económica fue la causa principal de la derrota que sufrió su padre, George Bush, cuando buscó la reelección en 1992, apenas un año después de que su popularidad fuera abrumadora tras la rápida victoria en la Guerra del Golfo con pocas bajas estadounidenses.

Por segundo año consecutivo, la economía de EE.UU. comienza 2003 con altibajos en su ritmo de crecimiento, desazón en el sector manufacturero, el desempleo más alto desde 1995, un enorme déficit de comercio exterior y un retorno a los déficit presupuestarios.

Los mercados de valores terminaron 2002 con su primera secuencia de tres años en baja desde el período 1939 a 1941 y la confianza de los consumidores -cuyo gasto representa dos tercios del producto interior bruto de EE.UU. sigue baja.

Aunque la guerra contra el terrorismo, la lejana campaña militar en Afganistán y la que parece inminente en Irak dominarán este año la política exterior del presidente, los analistas creen que la atención al desempleo, el acomodo del sistema de asistencia médica y la Seguridad Social estarán al frente de su agenda nacional.

Kenneth Dubertein, un ex secretario de la Casa Blanca durante la presidencia de Ronald Reagan, dijo a la cadena de televisión CNN que "en los próximos meses habrá una concentración intensa en los asuntos de seguridad nacional, para asegurar que el terrorismo no golpee otra vez dentro de EE.UU.".

A su vez Mary Mataly, quien al cierre del año dejó su puesto de asesora de la Casa Blanca, opinó que "la economía es un gran asunto".

"Paz y prosperidad será lo que ofrezca el presidente, aún antes que el Congreso reanude sus sesiones (en enero)", añadió. "Por eso es que el presidente presentará un conjunto de medidas para el crecimiento económico que estimule a los inversores, los consumidores y el mercado".

La percepción de que una guerra con Irak es inminente ha debilitado la confianza de los consumidores a pesar de que la política monetaria de la Reserva Federal mantiene los tipos de interés en su nivel más bajo desde 1961.

Los analistas no creen que la Reserva Federal pueda aflojar mucho más su política monetaria con el solo propósito de estimular el consumo, aunque es posible que contribuya a los bajos intereses en tanto la inflación se mantenga en el ritmo actual, que es de aproximadamente el 2,2 por ciento anual.

Bush ya anunció que una de sus prioridades la semana próxima será la discusión con el Congreso de un mecanismo que restituya las extensiones de los seguros de desempleo, que dejaron a unas 800.000 personas sin ese beneficio al expirar el 28 de diciembre y dejarán a 95.000 desamparados más cada semana.

Nick Calio, quien también abandona en estos días su puesto en la Casa Blanca, donde sirvió como enlace con el Congreso, declaró a la CNN que "debe haber una reforma de (el programa de subsidio de gastos médicos). Medicare con un beneficio que cubra los gastos de medicamentos.

En EE.UU. hay más de 44 millones de personas, entre ellos 7,2 millones de niños, que no tienen tipo alguno de seguro médico, y decenas de millones más tienen seguros que sólo cubren parte de los gastos.

La reforma de la Seguridad Social -el sistema estatal de jubilaciones- probablemente será el tema más espinoso en la ruta de Bush hacia su intento de reelección, ya que deberá lidiar con sus adversarios demócratas tanto como con sus, hasta ahora, aliados republicanos más conservadores.

Bush prometió en la campaña de 2000 que bregaría por la privatización gradual de la Seguridad Social, de manera que los trabajadores inviertan sus contribuciones en los mercados de valores.

Pero la bajada en esos mercados en los últimos dos años ha hecho políticamente vulnerable esa propuesta.

No obstante, para los republicanos más conservadores la privatización de la Seguridad Social sigue siendo un artículo de fe.
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