
Aunque no se registraron víctimas, la policía colombiana no pudo evitar la explosión de una bomba en un bus.(AP)
BOGOTÁ.- Una escalada de violencia sacudió en las últimas horas a Bogotá y otras localidades de Colombia, dejando doce muertos y cinco heridos, en hechos atribuidos a las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que han radicalizado sus posiciones frente a un eventual diálogo de paz con el Gobierno del Presidente Álvaro Uribe.
Entre los muertos hay ocho policías, luego de que una patrulla fuera víctima de una emboscada tendida por presuntos rebeldes de las FARC en la localidad de Quipile, 200 kilómetros al oeste de Bogotá.
Los agentes fueron atacados con explosivos y ráfagas de fusil cuando se desplazaban en un vehículo y varias motocicletas entre Quipile y el vecino municipio de San Juan de Rioseco, dijo un portavoz de la policía.
En estos momentos, efectivos de la Policía, el Ejército y la Fuerza Aérea persiguen al grupo armado que, luego del ataque, escapó a una zona montañosa, cerca del lugar.
Más temprano, presuntos miembros del ELN asesinaron a cuatro miembros de una familia, entre ellos una bebé de ocho meses, en la localidad de Tame, 350 kilómetros al noreste de Bogotá.
La Policía, además, logró desactivar dos bombas puestas en vehículos del Sistema Metropolitano de Transporte Transmilenio, pero no pudo evitar la explosión de un tercer artefacto que destruyó un autobús, aunque sin causar víctimas.
A raíz de esos hechos, agentes uniformados y encubiertos reforzaron este martes la vigilancia en los autobuses, las estaciones y las rutas de Transmilenio, así como en otros objetivos estatales y privados para prevenir nuevos ataques.
Bogotá ha sido escenario en el último año de varios atentados atribuidos a las FARC, el más grave de ellos el pasado 7 de agosto durante la toma de mando del Presidente Álvaro Uribe. Ese día, un ataque con granadas de mortero que alcanzó al Palacio Presidencial mató a 21 personas e hirió a 70.
Las FARC y el ELN, los principales grupos rebeldes del país con unos 17.000 y 4.500 efectivos respectivamente, han radicalizado sus posiciones frente a un eventual plan de paz con el Gobierno de Uribe, que ha ofrecido negociar bajo los buenos oficios de la ONU y sobre la base de un cese al fuego, y que se dispone a dialogar con los paramilitares de extrema derecha.
Uribe reiteró este lunes su deseo de iniciar un proceso de paz con el ELN y afirmó que su Gobierno ha dado todas las garantías para tal fin.