LONDRES.- Mientras la flota británica viaja hacia el Golfo Pérsico, el Primer Ministro, Tony Blair, empieza hoy una ofensiva política para explicar su posición ante un pueblo que, en su gran mayoría, no desea la guerra en Irak sin autorización de la ONU.
Blair afronta una semana crucial para clarificar su postura, dado que, hasta ahora, siempre había dejado abierta la posibilidad de intervenir en un ataque unilateral liderado por Estados Unidos, incluso sin el permiso de Naciones Unidas.
Esa ambigúedad ha generado el descontento no sólo de la opinión pública, sino de algunos miembros de su Gabinete y diputados del Partido Laborista, que no creen que haya pruebas suficientes sobre el supuesto arsenal iraquí de armas de destrucción masiva para arriesgar la vida de soldados británicos en otra guerra del Golfo.
Para convencer a la sociedad británica y evitar rebeliones dentro del laborismo, el Primer Ministro dedicará hoy su rueda de prensa mensual televisada a subrayar que dispone de "una estrategia clara" para abordar la crisis iraquí.
Según Downing Street, Blair recalcará hoy la necesidad de dar más tiempo a los inspectores de la ONU en Irak, cuyo jefe, el suizo Hans Blix presentará el próximo día 27 su informe definitivo ante el Consejo de Seguridad.
El jefe del Gobierno británico abogará por una nueva resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que autorice una intervención bélica contra el régimen de Sadam Husein si hay pruebas sobre la "amenaza" iraquí.
"Nuestra estrategia es clara: hay que permitir que ese proceso (el de Naciones Unidas) se desarrolle por completo", señaló un portavoz de Downing Street.
El siguiente paso de la ofensiva política y mediática de Blair será su reunión de este miércoles con el grupo parlamentario laborista, una vez más para aunar criterios y evitar fisuras en un asunto de tanta trascendencia.
Una encuesta que publica hoy "The Daily Telegraph" afirma que el 69 por ciento de los dirigentes municipales del Partido Laborista cree que una parte de significativa de los afiliados abandonará la organización en caso de guerra no autorizada por la ONU.
También se espera que el Primer Ministro reúna a su Gabinete el próximo viernes en su residencia campestre de Chequers, al noroeste de Londres, para instar a sus ministros a adoptar un mensaje único sobre la cuestión iraquí.
Y es que Blair quiere evitar, a toda costa, declaraciones como las efectuadas este domingo por ministros críticos como la titular de Cooperación Internacional, Clare Short, quien rechazó la participación británica en un ataque unilateral de Estados Unidos.
"Creo que es muy peligroso (un ataque contra Bagdad). Estoy muy, muy preocupada. Considero que el pueblo británico tiene el deber de mantener nuestro país en el camino de la ONU, de forma que podamos impedir que Estados Unidos vaya a la guerra demasiado pronto y mantener al mundo unido", dijo Short.
La iniciativa de Blair se ha dado a conocer justo el día en que el canal de televisión ITV ha divulgado una encuesta según la cual el 58 por ciento de los británicos entiende que Sadam no es tan peligroso como para justificar una acción militar.
De acuerdo con este sondeo de la firma demoscópica YouGov, otro 53 por ciento apoya una guerra en Irak previa autorización de la ONU, frente a un 32 por ciento que no respalda la participación bélica de su país bajo ningún concepto.
Entre tanto, el sábado pasado salió del puerto de Portsmouth, camino del Golfo, el portaaviones "Ark Royal", al que se unirá la mayor flota británica que ha movilizado este país desde la guerra de las Malvinas (1982).