COCHABAMBA.- El Presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, aceptó dialogar con el líder cocalero Evo Morales, para buscar la pacificación del país, 12 días después de que los campesinos iniciaron cortes de rutas que derivaron en la muerte de 11 personas.
"Se ha reanudado el diálogo", dijo la senadora oficialista Moira Paz Estenssoro, quien confirmó que el Mandatario y Morales habían iniciado una reunión esta noche en un céntrico hotel de esta ciudad, 258 kilómetros al sureste de La Paz.
Paz Estenssoro, miembro de la comisión del Senado que media entre ambas partes junto a la Iglesia Católica, la Defensoría del Pueblo y la Asamblea de Derechos Humanos, declinó informar si los cocaleros aceptaron, previo a las conversaciones, suspender el bloque que realizan de la vital carretera Cochabamba-Santa Cruz.
Indicó que el Sánchez informaría oportunamente sobre ese asunto, así como los referidos a la agenda del diálogo que para los cocaleros debe incorporar su exigencia de que el gobierno haga una pausa en la erradicación de hoja de coca, la conformación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y la posible exportación de gas a Estados Unidos por puertos chilenos.
Sonriente, y rodeado por sus colaboradores más estrechos, el Presidente ingresó al salón donde desde el atardecer del sábado equipos del gobierno con los sectores sociales negociaban nerviosamente ante la seria posibilidad de que el diálogo quedara truncado.
Sánchez aguardó todo el tiempo en una habitación ubicada a escasos metros de ese salón, donde varios ministros de su gobierno y los 40 representantes del llamado estado mayor del pueblo, que dirige Morales, intentaban salvar diferencias.
En ese de clima, donde ambas partes se acusaban de poner en riesgo las conversaciones, la policía informó que uno de sus agentes fue ultimado a bala por campesinos cerca de la sureña ciudad de Sucre, como represalia por la muerte en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad de dos campesinos.
Con el policía Félix Coaquira suman 11 las víctimas fatales en choques entre los campesinos que intentaban bloquear y las fuerzas del orden, que tiene la orden de despejar las rutas. Nueve de los fallecidos eran campesinos, y dos, uniformados.
La Asamblea de Derechos Humanos informó también que unas 100 personas resultaron heridas durante las escaramuzas y que alrededor de mil fueron detenidas.
El gobierno estima que las pérdidas económicas bordean los 80 millones de dólares.
