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Iglesia en Cuba aclara caso de convento de monjas

Episcopado de la isla caribeña indica que no tuvo intervención en la apertura del nuevo recinto religioso, a cargo de una abadesa, a cuya ceremonia asistió, y fue condecorado, Fidel Castro.

11 de Marzo de 2003 | 19:56 | AP
LA HABANA.— Los obispos católicos isleños lamentaron el martes haber sido excluidos de la inauguración de un convento de monjas en Cuba, que culminó con una medalla de las religiosas al Presidente Fidel Castro y abundantes besos de la abadesa al barbado líder.

"Los actos...corrieron a cargo de la abadesa (madre Tekla Famiglietti), sus colaboradores mexicanos y las autoridades del gobierno cubano", dijo una "nota aclaratoria" de la Conferencia de Obispos de la isla.

"La Iglesia Católica que está en Cuba no tuvo participación alguna en esos acontecimientos, ni en su preparación, ni en su coordinación", expresa el documento.

La orden de Santa Brígida —patrona de Europa— quedó instalada en la isla el pasado fin de semana gracias lero mexicano ante Castro.

Aunque el sábado por la mañana se realizó una misa de bienvenida a las hermanas encabezada por el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, en la tarde ningún obispo cubano participó del acto de bendición de la casa religiosa.

En cambio sobresalió la presencia del Castro, vestido de traje y con amigables palabras para las monjas.

La abadesa calificó allí de "benefactor" a Castro, sin cuya ayuda "hubiera sido imposible" abrir el convento.

Unas horas después la superiora le impuso la condecoración de "Comendador" al Presidente y éste le otorgó, a su vez, la medalla "Félix Varela".

La apertura del convento de las brigidinas fue consagrada al quinto aniversario de la visita de Juan Pablo II a la isla.

"La inusual y abundante información aparecida en los medios...y los interrogantes que ha generado requieren al menos de algunas aclaraciones", argumentó la nota de los obispos.

El documento lamentó también "las cosas insólitas vistas, oídas o leídas" durante las actividades.

Así se rechazaron "los excesos en las palabras y gestos" por parte de "algunas personalidades de la iglesia como resultado de la improvisación y del talante personal de cada uno".

Paralelamente la nota reclamó al gobierno la tardanza en los permisos para la entrada de "algo más de (otras) 15 congregaciones".

Tanto la misa matutina como la bendición de la casa y luego la entrega de medallas en el Palacio de la Revolución contaron con la presencia del prefecto papal, Crescenzio Sepe y del cardenal mexicano Juan Sandoval Iñíguez.

Hace 10 días, el cardenal Ortega dio a conocer una carta pastoral con duras críticas al gobierno y en la cual exhortaba a cambiar el actual "Estado justiciero" hacia uno de "misericordia" y reconciliación.

Ninguna autoridad del gobierno isleño habían reaccionado a estas demandas hasta la aparición el convento de Castro, quien no participaba de un acto religioso católico desde la visita de Juan Pablo II.

Por su parte, el cardenal invitado, el mexicano Sandoval Iñíguez defendió la postura de Castro.

"Es un gesto (el permiso para las brigidinas) que va en la línea de lo que pidió el Papa, una apertura", dijo Sandoval Iñíguez a la prensa durante la misa del sábado.

Más aún, el prelado mexicano rechazó opinar sobre la Pastoral de su homólogo Ortega. "Ni la comparto ni la combato. Es un asunto propio de Cuba...Si en otros rubros falta la apertura que se pida de la mejor manera posible".
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