TOKIO.- El fundador de la secta "Verdad Suprema" (Aum Shinrikyou), Shoko Asahara, permaneció en silencio hoy y no quiso responder a las preguntas que por primera vez le hacía su propia defensa en el juicio contra él, que comenzó hace siete años, por el atentado con gas sarín en el metro de Tokio.
Al igual que ha hecho en los últimos años, Asahara se mantuvo mudo durante toda la sesión, en la que la defensa le preguntó cuál fue su papel en el atentado con gas sarín perpetrado por la secta en 1995 en el metro de Tokio.
"¿Puede por favor hablarnos de lo que está pensando con sus propias palabras?", preguntó uno de los abogados defensores al acusado, de 48 años de edad y cuyo nombre real es Chizuo Matsumoto, durante la 251 audiencia del Tribunal Provincial de Tokio.
Sin embargo, Asahara se quedó contemplando el techo de la sala, movió sus manos como para intentar coger algo en el aire y luego balanceó sus brazos violentamente, pero en todo momento se negó a hablar, en la misma actitud de mutismo que mantiene desde que en noviembre de 1999 habló por última vez de su caso.
Al líder de la secta "Verdad Suprema" se le han imputado cargos con relación a 13 casos, incluido el atentado con gas sarín en el metro de Tokio, que acabó con la vida de 12 personas e hirió a más de seis mil, así como linchamientos y asesinatos de seguidores críticos de la secta y la producción de armas y drogas.
Tras dos sesiones más de interrogatorio y la presentación de opiniones por parte de las víctimas y las familias afectadas, la acusación tiene previsto cerrar el caso y pedir una sentencia el próximo 24 de abril.
Asahara ha sido acusado por 17 casos en los que 27 personas resultaron muertas.
Sin embargo, en febrero de 1997 la acusación redujo los cargos a las 18 víctimas mortales en los dos ataques con gas sarín, el del metro y el de unos apartamentos en Matsumoto, el año 1994, con el fin de acelerar el proceso.
La última vez que el acusado habló fue en noviembre de 1999, durante el juicio contra un ex dirigente de la secta en noviembre de 1999, cuando en calidad de testigo declaró que desconocía la existencia del gas sarín en el grupo.
