BELGRADO.- Cientos de miles de serbios se despidieron hoy en silencio de su Primer Ministro, Zoran Djindjic, asesinado el miércoles pasado en el centro de Belgrado presuntamente por una banda de mafiosos.
Djindjic fue sepultado esta tarde en la Alameda de las Grandes Personalidades del Cementerio Nuevo de Belgrado, con los máximos honores estatales, en una ceremonia a la que asistieron la familia del primer ministro, la cúpula estatal y política del país y más de setenta delegaciones extranjeras.
Estuvieron entre otros el titular de la Comisión Europea, Romano Prodi; el jefe de la diplomacia de Grecia y presidente de turno del consejo de ministros de la Unión Europea, Yorgos Papandreu; y el secretario general del Consejo de Europa, Walter Schwimmer.
La misa fúnebre fue oficiada hacia el mediodía por el Patriarca Pavle y máximos jerarcas de la Iglesia Ortodoxa Serbia en la Basílica de San Sava, en presencia de más de 10.000 ciudadanos que lograron entrar en este templo, el mayor del país.
Cientos de miles de ciudadanos dieron posteriormente el último adiós a Djindjic en las calles de Belgrado al acompañar durante una hora la comitiva fúnebre en su camino hacia el principal cementerio capitalino.
Muchos de los ciudadanos concentrados en las aceras en absoluto silencio y con expresión grave, ponían flores por las calles ante el paso de la columna, encabezada por la guardia militar del Estado de Serbia y Montenegro.
En nombre de las delegaciones extranjeras, Papandreu despidió en el cementerio al primer ministro y prometió que el mundo seguirá apoyando las reformas en Serbia "en los esfuerzos de hacer realidad tus sueños" sobre la democratización, desarrollo y modernización del país y su integración en Europa.
"Tu visión vivirá. Los autores (del asesinato) no quedarán impunes, deben ser llevados ante la justicia. No podrán cambiar lo que has edificado junto con tus amigos en Serbia y en toda la región", dijo Papandreu en su discurso ante el féretro de Djindjic.
Djindjic, que encabezó el Gobierno reformista de Serbia desde la caída del régimen de Slobodan Milosevic, hace dos años, fue asesinado a tiros por unos desconocidos el pasado día 12, ante la sede del Ejecutivo, en el centro de Belgrado.
Sus más cercanos colaboradores destacaron hoy su mérito en el desarrollo de la oposición al régimen de Milosevic en la pasada década, en su derrocamiento en octubre de 2000 y en el posterior impulso de las reformas democráticas y la reintegración del país en la comunidad internacional.
"Te prometemos que realizaremos tu sueño y el sueño de todos nosotros, y eso es una Serbia europea, democrática, eficaz, rica", prometió ante el féretro del primer ministro Zoran Zivkovic, el vicepresidente del Partido Democrático (DS, de Djindjic).
"El curso no cambiará", aseguró Zivkovic, que previsiblemente sustituirá a Djindjic en el cargo de primer ministro de Serbia y en la presidencia de su partido.
"Tú has devuelto la esperanza a Serbia, nos has despertado la esperanza en el futuro, con tu asesinato quisieron asesinar la fe y la esperanza y detenernos en el camino hacia Europa", afirmó por su parte el ministro de Justicia serbio, Vladan Batic.
"Quisieron matar a aquello que tú representas, la democracia, la libertad y los altos estándares de los serbios como ciudadanos de Europa. Los asesinos no te mataron, sino que te engrandecieron", agregó.
Las autoridades responsabilizaron del asesinato de Djinjdic, de 50 años, a una banda de la delincuencia organizada, de unos 200 miembros y encabezada por el antiguo jefe de los comandos de la seguridad de Estado de Serbia, Milorad Lukovic, alias Legija (legión), de tiempos de Milosevic.
Desde el miércoles pasado, cuando fue proclamado el estado de excepción en la República, fueron arrestadas 181 personas vinculadas directa o indirectamente con el atentado, pero Lukovic y otros siete cabecillas de su grupo siguen en fuga.
