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Mike Durant, un veterano que sabe de guerras urbanas

El veterano soldado describe su terrible experiencia en la ciudad de Mogadishu, Somalía, el 3 de octubre de 1993, posteriormente llevada al cine en la película "Black Hawk down". "El peor ambiente que un soldado puede encontrar es la guerra urbana".

28 de Marzo de 2003 | 13:30 | El Mercurio en Internet
ESTADOS UNIDOS.- "Estaba luchando por mi vida en Somalía al lado de nuestro helicóptero Black Hawk derribado. Luego de ser golpeado por una granada de propulsión, nos estrellamos en medio del más intenso combate estadounidense desde Vietnam. Éramos cuatro peleando en el peor ambiente que un soldado puede encontrar: la guerra urbana".

Así describe Myke Durant su terrible experiencia en la ciudad de Mogadishu, Somalía, el 3 de octubre de 1993, posteriormente llevada al cine en la película "Black Hawk down". En aquella oportunidad, los mejores soldados de los grupos especiales de las fuerzas estadounidenses iniciaron una misión para capturar a los colaboradores más cercanos del "señor de la guerra" Mohamed Farrah Aidid, quien se oponía al establecimiento de un gobierno y confiscaba los envíos de ayuda humanitaria a ese país, uno de los más azotados por el hambre.

El veterano de guerra era el piloto de uno de los dos helicópteros Black Hawk que fueron derribados en esa ocasión y que conformaron uno de los mayores fracasos de Estados Unidos en un conflicto armado.

Dieciocho soldados estadounidenses murieron en un combate que duró 17 horas contra la milicia de Aidid. Los tres compañeros de Durant que luchaban junto a la nave derribada también fallecieron y el piloto fue hecho prisionero. Sólo 11 días después lograron rescatarlo. Y después de eso, Estados Unidos retiró a sus hombres de Somalía, admitiendo que la preparación y superioridad armamentística de sus fuerzas habían sido derrotadas en la guerra urbana.

En un artículo publicado ayer por el periódico "USA Today", Durant habla con conocimiento de causa sobre las dificultades que deberá enfrentar el Ejército de Estados Unidos en el actual conflicto en Irak, en especial en la lucha en Bagdad.

"He peleado en el desierto de la Guerra del Golfo Pérsico, en la selva de Panamá y en las calles de Somalía. Sin lugar a dudas, el combate callejero en ciudades como Bagdad será el desafío más complicado para los soldados durante la Operación Libertad Iraquí", escribe el veterano.

Las dificultades de una pelea callejera

El soldado describe algunos de los peligros y dificultades que debe enfrentar un ejército que pelea en una guerra urbana.

La mayor de ellas, según Durant, es tratar de minimizar la pérdida de vidas civiles, algo que para Estados Unidos se vuelve imperioso. La muerte de inocentes es una de las principales razones que tienen muchos países para condenar la guerra que encabeza George W. Bush.

Aunque los bombardeos sobre Bagdad han errado en ocasiones su blanco y han caído en zonas residenciales, provocando numerosas víctimas civiles, durante una guerra urbana resulta aún más difícil evitar que mueran inocentes.

"En Somalía, los enemigos vestían ropas de civiles y se mezclaban con la población, usando, en algunos casos, a mujeres y niños como escudos humanos. En Irak ha habido reportes similares", explica Durant.

Otra de las dificultades para los soldados estadounidenses será –según el veterano de Somalía- que en la ciudad "las ventajas tecnológicas desaparecen". Muchos de los adelantos armamentísticos son útiles para combates en terrenos amplios y para alcanzar objetivos que se encuentran a kilómetros de distancia.

Hasta los mismos helicópteros, el gran apoyo aéreo de las tropas durante el combate en tierra, se vuelven más vulnerables en locaciones urbanas.

Quedó demostrado en Somalía, cuando dos poderosos Black Hawk fueron alcanzados por proyectiles lanzados desde tierra, debido a que debían sobrevolar la ciudad a poca distancia del suelo.

En una ciudad, explica Durant, "los helicópteros pueden ser extremadamente vulnerables a pequeñas armas y granadas de propulsión, ya que deben volar a baja altitud y realizar aterrizajes en calles estrechas. Tiradores enemigos pueden ocultarse hasta que la nave reduzca la velocidad para acercarse a tierra y entonces dispararle desde locaciones sumamente cercanas".

Bagdad, además, presenta una complejidad adicional: calles estrechas que pueden resultar desconocidas para los soldados estadounidenses. En la capital, el ejército iraquí jugará como local, mientras que las tropas aliadas serán una visita que desconoce con qué puede encontrarse al dar vuelta en una esquina. Según el veterano, los iraquíes tendrán oportunidades ilimitadas para ocultarse y sorprender a los estadounidenses.

Aprendiendo la lección

Durant agrega en su artículo que, luego de las numerosas experiencias del Ejército de Estados Unidos en guerras de este tipo (Vietnam, Somalía, Panamá), los soldados de ahora están más preparados y saben bien qué hacer para evitar un nuevo fracaso.

"Las tropas han sido preparadas para enfrentar todos los desafíos (de una guerra urbana) y han sido equipadas con las herramientas y armas necesarias para ganar", destaca Durant.

La preparación de los soldados incluye simulaciones de conflictos en ciudad donde se les enseña a tomar rápidas decisiones y a detectar los signos de peligro para evitar se sorprendidos por los enemigos.

Elementos como la "visión nocturna", vehículos no tripulados aéreos, transportes más seguros y el conocido Sistema de Posicionamiento Global (GPS) permiten a las tropas tener una mejor coordinación y realizar una misión que puede enfrentar de mejor manera las dificultades, según explica el soldado de Somalía.

Sin embargo, Durant finaliza advirtiendo que a pesar de estos avances y de la mejor preparación de las tropas "no podemos eliminar todas las amenazas planteadas por el combate urbano. La dura realidad dice que si obligan a tropas americanas a luchar en áreas urbanas en Irak, probablemente debamos lamentar muchas más víctimas".