WASHINGTON.- Un grupo asesor del presidente Richard Nixon encabezado por Henry Kissinger estudió la manera de reconocer al gobierno chileno del general Augusto Pinochet, pero sin que pareciera que respaldaban el golpe militar que lo llevó al poder, según documentos hasta ahora secretos.
Las actas del Grupo de Acciones Especiales, que presidía el asesor de seguridad nacional Kissinger, están contenidas en las 180.000 páginas de documentos del gobierno de Nixon dadas a conocer hoy. Otras 140.000 páginas siguen siendo secretas a pesar de que han transcurrido más 30 años.
En una serie de reuniones en septiembre de 1973, luego del golpe de Pinochet que derrocó a Salvador Allende, varios funcionarios expresaron la necesidad de no crear la impresión de que apoyaban el cambio de régimen. "Debemos tomar la precaución de destacar que no tuvimos nada que ver con el golpe, lo cual es verdad", dijo entonces Kenneth Rush, un funcionario del Departamento de Estado.
En la intimidad, muchos funcionarios eran partidarios de la junta militar. "Son un grupo conservador, creo que podemos hablar francamente con ellos", dijo el almirante Thomas Moorer, en la época jefe del Estado Mayor Conjunto. Pero el gobierno no quería dejar traslucir su apoyo a la junta. Washington estableció relaciones informales con la junta en poco tiempo, pero el reconocimiento formal del nuevo régimen demoró varias semanas. "Los errores más graves que hemos cometido en América Latina en años recientes tienen que ver con el reconocimiento apresurado de regímenes militares", dijo Jack Kubisch, del Departamento de Estado. "En público debemos evitar un abrazo afectuoso y cualquier impresión de que tuvimos algo que ver con el golpe".
Uno de los temas centrales que discutía el Grupo de Acciones Especiales era cómo lograr que la opinión pública aceptara la extensión de la guerra de Vietnam a Camboya y Laos. La estrategia de presentar la invasión de Camboya en 1970 como un ataque a los refugios comunistas no tuvo éxito. La invasión generó protestas en todo el país, entre ellas la de la Universidad Kent State, donde la guardia nacional mató a cuatro estudiantes, un hecho crucial para volcar la opinión pública en contra de la guerra.