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Vaticano condena union entre homosexuales

Se trata del segundo documento que dice cómo deben votar los parlamentarios católicos, luego de la difusión de un manual del buen diputado para explicar a los legisladores cómo votar en temas de eutanasia, aborto, fecundación artificial y en las parejas de hecho y uniones gay.

29 de Julio de 2003 | 20:10 | ANSA
CIUDAD DEL VATICANO.- El Vaticano se opone con fuerza a las uniones legales entre homosexuales y pide a los políticos católicos de todo el mundo que rechacen todo proyecto de ley sobre el tema, en un documento oficial que será difundido el jueves.

Según anticipos que publica hoy la prensa local, en el documento la Santa Sede ofrece una serie de recomendaciones a los dirigentes partidistas católicos sobre cómo deben actuar para impedir la aprobación de leyes que autoricen el "matrimonio" de parejas gays.

El documento llama a diputados y senadores católicos, en Italia y en otras naciones del mundo, para que se opongan en el Parlamento, voten en contra, hagan pública su oposición, invoquen la objeción de conciencia e impulsen la derogación de eventuales leyes existentes.

La unión civil de parejas gays es aceptada en varios países europeos. En América Latina sólo es legal en Buenos Aires. El documento "Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre homosexuales", firmado por el cardenal alemán Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, retoma las tesis evocadas por la Iglesia Católica para condenar las uniones entre personas del mismo sexo.

Se trata del segundo documento, en pocos meses, que dice cómo deben votar los parlamentarios católicos. En enero de este año el cardenal Ratzinger había difundido un manual del buen diputado católico para explicar a los legisladores cómo votar en las cuestiones de eutanasia, aborto, fecundación artificial y en las parejas de hecho y uniones gay.

Las directivas del documento insistían ya en la necesidad de salvaguardar la protección y la promoción de la familia, fundada en el casamiento monógamo entre personas de sexo diferente, y preservarla en su unidad y estabilidad frente a leyes modernas sobre el divorcio.

"Otras formas de vida en común no se pueden igualar jurídicamente de ninguna manera, ni recibir un reconocimiento legal", afirmaba entonces la Santa Sede. El Vaticano teme que la actitud anglosajona y holandesa de gran tolerancia para las uniones de hecho tanto heterosexuales como homosexuales se pueda difundir en Europa y sobre todo en Italia, reforzada por las resoluciones del Europarlamento.

El nuevo documento de Ratzinger define como un "deber moral" de los parlamentarios católicos combatir las uniones de homosexuales, consideradas como un hecho que contrasta con la "recta razón".

"Tales uniones son nocivas para el recto desarrollo de la sociedad humana, sobre todo si aumentara su incidencia efectiva en el tejido social", afirma el cardenal.

Los parlamentarios católicos son invitados a oponerse "en forma clara e incisiva", pudiendo también recurrir a la objeción de conciencia.

En los casos en que no sea posible derogar una ley existente, los políticos católicos, siguiendo la regla del mal menor, son invitados a actuar para "disminuir los efectos negativos a nivel de la cultura y de la moralidad pública".

Pero la prensa italiana afirma también que sobre este punto la posición vaticana parece destinada a tener que enfrentar desilusiones, ya que la mayor parte de la sociedad europea entiende de modo muy diferente la cultura y la moralidad pública.

Cuando días pasados se difundieron versiones sobre el nuevo paso de la Santa Sede, el historiador católico Giorgio Rumi, editorialista de L’Osservatore Romano, no escondió su disponibilidad respecto a soluciones como el "pacto de convivencia y solidaridad" francés, si bien rechazó cualquier tipo de equiparación entre matrimonio y uniones de hecho.

Los que no son católicos, como la asociación No God - Ateos por los Estados laicos, afirmaron sin pelos en la lengua que "no pudiendo más quemar a los homosexuales en la hoguera, la Iglesia Católica se conforma con transformarlos en ciudadanos de segunda clase".
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