BRASILIA.- El Presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y varios legisladores condenaron hoy los disturbios en el Congreso Nacional causados por manifestantes en rechazo al proyecto oficial de reforma al sistema de jubilaciones.
"Cualquier intento de usar la violencia, sobre todo contra uno de los Poderes que sostienen la democracia, necesita ser rechazada con vigor", expresó el mandatario en un mensaje a la prensa.
Lula reprobó el tumulto con que terminó hoy la marcha de protesta en Brasilia de unas 30.000 personas, cuando centenares de personas intentaron sin éxito invadir la sede del Legislativo.
Varios manifestantes arremetieron con palos y piedras contra vidrios y puertas del edificio al ser repelidos por las autoridades.
Lula calificó de "vandalismo gratuito e irresponsable" el acto y subrayó que Brasil "respira un clima de amplia libertad política y que, en ese ambiente, todas las manifestaciones pacíficas son legítimas y merecedoras de respeto".
Los 30.000 manifestantes, según fuentes policiales, rechazaron la la aprobación en primera votación, esta madrugada, en la Cámara de Diputados del proyecto de reforma del sistema de jubilaciones propuesto por el Gobierno.
A la protesta se sumaron decenas de funcionarios federales que temen perder con la inminente aprobación de la enmienda importantes beneficios, pues aumenta la edad de jubilación y reduce sus pensiones.
El trámite de este proyecto en el Congreso motivó a un 70 por ciento de los 900.000 empleados públicos federales a declararse en huelga, medida de fuerza que mañana, jueves, cumplirá un mes.
Los manifestantes marcharon hoy durante unas cinco horas por la "Explanada de los Ministerios", avenida donde se localizan las sedes de los Ministerios y de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Los manifestantes "nos atropellaron", dijo a periodistas el coronel de la Policía Militar Hellem Rocha, quien comandó a unos 1.500 hombres encargados de mantener el orden.
Algunas personas, entre manifestantes y agentes de seguridad, sufrieron lesiones durante los choques, pero no se registraron arrestos.
El ex mandatario brasileño (1985-1990) y actual presidente del Senado, José Sarney, lamentó esos episodios, "cuyas cicatrices -dijo- no pueden perturbar la tranquilidad del país ni nuestra caminada a la mejoría institucional".
El presidente de la Cámara de Diputados, Joao Paulo Cunha, indicó por su parte que las manifestaciones de protesta "no deben cercenar la democracia tan duramente arrancada del autoritarismo".
Propuso al Congreso responder "a esa tentativa de agresión, funcionando normalmente, con elevado quórum y elevado espíritu publico".
Cunha informó de que se investigará quienes instigaron el tumulto y que los responsables enfrentarán procesos judiciales por los daños causados.