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Jacqueline Kennedy pensó en el suicidio tras asesinato de su marido

Así lo revela el libro "The Kennedys: America’s Emerald Kings", que saldrá a la venta el próximo 7 de octubre.

05 de Septiembre de 2003 | 12:35 | EFE
NUEVA YORK.- Jacqueline Kennedy pensó en acabar con su vida poco después del asesinato, en 1963, de su esposo el presidente John F. Kennedy, según un libro que saldrá a la venta el próximo 7 de octubre y del que informa hoy el diario "Newsday".

El teólogo jesuita Richard McSorley, quien falleció en octubre pasado y quien fuera amigo y consejero de la viuda, reveló las intenciones de la ex primera dama al periodista Tomas Maier, autor de "The Kennedys: America’s Emerald Kings".

Jacqueline Kennedy compartió en varias ocasiones sus pensamientos suicidas con el religioso y profesor de la Universidad Georgetown, en Washington, además de ocasional profesor de tenis de la ex primera dama.

Sin embargo, finalmente prevaleció en ella el temor de que, si ponía fin a su existencia, Dios podría apartarla de John en la vida después de la muerte y castigaría su alma, reseña el libro.

Maier, que trabaja para el diario neoyorquino "Newsday", entrevistó y tuvo acceso a documentos personales del teólogo.

McSorley informó de que Jackie se sentía culpable de los problemas en su matrimonio y no tenía intención alguna de casarse de nuevo.

También se sentía muy sola y demasiado abatida para seguir prestando los cuidados necesarios a sus hijos John y Caroline.

Jacqueline admitió por primera vez sus pensamientos suicidas en abril de 1964, apenas cinco meses después del asesinato de su marido en Dallas, el 22 de noviembre, según las confesiones.

En mayo, relata, volvió a aludir a ello durante otra conversación con el teólogo, a quien comentó que quizás su muerte podría llevar a otros a decidir acabar con sus vidas turbulentas.

Añade que ella se alegraba de que la actriz Marilyn Monroe había sido capaz de escapar de su vida miserable a través del suicidio.

El religioso convenció a la descorazonada viuda de que no pusiera fin a su vida, aunque no la desalentó, a juzgar por la petición que le hizo "Jackie": que rezara para que muriera, según Maier.

Según las confesiones, en julio de ese año, la ex primera dama abandonó Washington y se trasladó a Nueva York y en diversas cartas posteriores agradeció al religioso sus consejos y le explicó que había decidido seguirlos, de mantenerse ocupada y seguir adelante con su vida.
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