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Gran despliegue policial en Londres por visita de Bush

Cerca de 14 mil efectivos se movilizarán entre mañana y el viernes con motivo de la presencia en ese país del Presidente estadounidense. Decenas de miles de manifestantes seguirán atentamente cada uno de sus movimientos y prevén expresar su rechazo a la guerra y a la post-guerra en Irak.

17 de Noviembre de 2003 | 18:42 | AFP
LONDRES.- Unos 14.000 policías serán desplegados del martes al viernes para la visita de Estado del Presidente estadounidense George Bush a Gran Bretaña, donde según sondeos una mayoría de la población lo considera como una amenaza para la paz en el mundo.

"Unos 14.000 policías serán movilizados durante toda la visita del Presidente Bush", declaró a la AFP un portavoz de Scotland Yard.

La visita oficial de Bush a Gran Bretaña será una buena ocasión para hacer anuncios claves junto a su aliado, el Primer Ministro Tony Blair, aún cuando numerosos comentaristas consideran que podría resultar un fiasco.

Los temas delicados no faltan, entre ellos la aceleración de la transferencia del poder a los iraquíes, anunciada la semana pasada por Bush y luego aprobada por Londres, y el conflicto israelo-palestino.

El Primer Ministro británico hará lo necesario para explicar una vez más a su aliado estadounidense que su compromiso en favor de una política europea no amenaza a la OTAN.

También se referirá a la suerte de los británicos detenidos en la base de Guantánamo. Según un importante responsable estadounidense entrevistado el sábado por el diario The Guardian, este asunto no será solucionado esta semana.

Pero la fuente consideró "probable" que compañías británicas puedan participar próximamente en propuestas para importantes contratos de reconstrucción en Irak.

Un anuncio podría efectuarse en relación a un próximo arreglo de la controversia sobre las sobretasas impuestas por Estados Unidos a las importaciones de acero, consideraron fuentes británicas, interrogadas por The Independent.

El ministro de Finanzas británico, Gordon Brown, asistirá el martes junto al secretario del Tesoro estadounidense, John Snow, a una reunión en Birmingham (centro) de la Confederación de la industria británica. Allí podría anunciarse un proyecto de creación de una zona de libre intercambio entre Europa y Estados Unidos, informó The Observer el domingo.

Durante su visita de tres días, Bush pasará buena parte de su tiempo en el interior del palacio de Buckingham y detrás de la puerta del número 10 de Downing Street. El viernes acompañará a Blair a su feudo electoral de Sedgefield (noroeste de Inglaterra).

Decenas de miles de manifestantes seguirán atentamente cada uno de sus movimientos y prevén hacer oír su voz para expresar su rechazo a la guerra y a la post-guerra en Irak.

Los antiguerra lograron el lunes la autorización para poder manifestar el jueves frente a Downing Street, la sede del Gobierno, y frente al Parlamento de Westminster, tras haber amenazado con hacerlo con o sin el permiso de las autoridades.

Una neta mayoría de los británicos (60%) ve al presidente estadounidense como una amenaza para la paz en el mundo y 53% de ellos son favorables a manifestaciones durante su visita, según un sondeo publicado el domingo.

El alcalde de Londres, Ken Livingstone, estimó en una entrevista a The Ecologista Magazine que Bush es "la amenaza a la vida más grande sobre este planeta que probablemente hayamos visto jamás".

El lunes por la noche, una mujer logró pasar las barreras de seguridad e instalarse en lo alto de la reja del Palacio de Buckingham para colgar al revés una bandera estadounidense con la inscripción: "Isabel Windsor y compañía: él no es bienvenido".

Sin embargo, en entrevistas a la prensa británica, Bush adoptó un tono abierto, explicando que comprendía las manifestaciones contra la guerra y admiraba la libertad de expresión.

Para Andrew Raunsley, biógrafo de Blair y editorialista político de The Observer, los estrategas estadounidenses no ocultaron las ventajas de la pomposa recepción que le hará el palacio de Buckingham.

"Quieren presentar su candidato como alguien que ha viajado al extranjero, donde lo aprecian, y no como el bandido armado y torpe que ha aislado a Estados Unidos", destacó.

Si Blair afirma que el momento ha sido perfectamente elegido para la visita, analistas y personalidades británicos siguen teniendo sus dudas.

Al cabo de meses de diplomacia extranjera, de cuestionamientos sobre la guerra y luego de sospechas de manipulación, Blair -que según los sondeos de opinión ha perdido muchos puntos-, acababa de centrarse en su política interior, etapa obligada para reconquistar la confianza de los electores.