
El Presidente Vladimir Putin se desplazó a Suzdal para celebrar la fiesta.
MOSCÚ.- Desde el estrecho de Bering hasta sus bases en la Antártida, Rusia celebró hoy la Navidad Ortodoxa con mucho frío y con la llamada de su Patriarca Alexis II a la recuperación de los valores "milenarios" de un país que vuelve a mirar a Europa.
La Iglesia Ortodoxa Rusa mostró de nuevo su fidelidad al antiguo calendario Juliano que marca la Natividad de Cristo trece días después que católicos y protestantes, y convocó a sus fieles en una medianoche gélida a los oficios religiosos celebrados en más de 16.000 iglesias y 635 monasterios del país.
Así, los habitantes de la aldea de Oktiabrsk, en Kamchatka, pasaron la festividad aislados del resto del mundo por una galerna de nieve y viento que azotaron esta península del extremo oriente ruso.
Mientras, en el otro extremo del mundo, los científicos de la base rusa de Bellinsgauzen, en la Antártida, celebraron una vigilia navideña y una misa oficiada por el padre Kalistrato, que dirige también la construcción del templo ortodoxo más meridional del planeta.
A sus 30 años, este líder tiene encomendada la tarea de ser el "pastor" de los militares y científicos que habitan esa base rusa en la isla antártica del Rey Jorge, a donde ya han llegado los iconos y seis campanas de que estará dotada la primera iglesia ortodoxa en la Antártida.
Pero el centro de las celebraciones de la Navidad Ortodoxa en Rusia fue de nuevo la catedral de Cristo Salvador, en el corazón de Moscú, donde el Patriarca Alexis II ofició iniciada la medianoche el principal de los servicios que marcaron el día.
Más de 5.000 fieles asistieron a la catedral a la liturgia de este día.
El templo de Cristo Salvador es un ejemplo del golpe de timón dado por Rusia, en el que la religión ortodoxa se ha convertido en punto de referencia del Estado y estandarte del creciente nacionalismo que inunda el país.
Esta catedral se erige sobre los pilares del templo original (fundado en 1812 para conmemorar la victoria sobre Napoleón y construido durante 43 años), que fue arrasado por orden de Stalin para ser convertido en piscina de la cúpula soviética.
Desde su consagración en 2000, la catedral se ha convertido en el faro de los esfuerzos para recuperar la "vieja" Rusia, con los valores ortodoxos como bandera.
En su homilía navideña, Alexis II hizo sendos llamados a favor de la paz y del fin del terrorismo, pero también instó a los fieles ortodoxos a "restaurar los valores espirituales y morales con los cuales vivió Rusia en su historia milenaria".
"Estoy seguro de que nuestra amada Patria revivirá tal y como lo hizo de la nada esta catedral", manifestó.
En los últimos años, la religión ortodoxa ha sido utilizada por el Kremlin no sólo para aunar los sentimientos nacionalistas de la población, sino como navío insignia del retorno de Rusia (tras el aislacionismo comunista) a una Europa que, buscando palancas de integración, ahonda en sus raíces cristianas, según el Patriarcado.
Por ello, el otro protagonista de esta Navidad Ortodoxa fue de nuevo el presidente ruso, Vladimir Putin, quien se desplazó a Suzdal (220 kilómetros al nordeste de Moscú) para celebrar la fiesta.
Suzdal es un auténtico "museo vivo" de la historia de Rusia, con iglesias antiquísimas que parecen cubiertas de plata estos días de nieve y hielo, azotadas por los vientos árticos que soplan desde las inmensas planicies del norte del país.
Putin visitó la iglesia de Borís y Gleb, construida en 1152 en honor de los hermanos asesinados del príncipe Yuri Dolgoruki, legendario fundador de Moscú, y decorada con frescos del siglo XII que han escapado al demoledor efecto de siglos de pillajes y olvido oficial.
También se acercó al monasterio-fortaleza de San Eutimio, fundado en 1352 con sus doce torres y casi ciclópeas murallas que dan fe de lo poco que se fiaban los monjes de hace siete siglos de la avidez de reyes y nobles.
El jefe de Estado asistió a los oficios religiosos de Navidad en la Iglesia de la Santa Señal, donde docenas de habitantes de Suzdal habían aguantado varias horas a la intemperie para saludar al mandatario y decirle que rogarían en sus plegarias por su victoria en los comicios presidenciales de marzo.