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Argentina: Boom de turistas extranjeros alentados por la devaluación

Según cifras oficiales, la llegada de turistas extranjeros aumentó un 33,6% en 2003 con respecto a 2002, revitalizando una industria que contribuye con alrededor del 7% al Producto Interno Bruto.

08 de Enero de 2004 | 19:39 | AFP
BUENOS AIRES.- Funcionarios, hoteleros y comerciantes celebran el boom turístico que se está produciendo en Argentina, donde en 2003 se registró un ingreso récord de 1,2 millón de extranjeros, en su mayoría provenientes de Brasil, Chile, Estados Unidos y España.

Según cifras oficiales, la llegada de turistas extranjeros aumentó un 33,6% en 2003 con respecto a 2002, revitalizando una industria que contribuye con alrededor del 7% al Producto Interno Bruto (PIB) y que venía de atravesar años difíciles con la convulsión social de 2001 y 2002 y, sobre todo, el corcet de la paridad cambiaria que rigió durante once años desde 1991.

El secretario de Turismo, Enrique Meyer, aseguró que las estadísticas son "alentadoras" y precisó que "en el inicio de la temporada de verano 2004 hay un crecimiento del 20% de la actividad con respecto al año anterior", en declaraciones a la prensa.

Meyer aseguró que "la devaluación y la favorable incidencia de un dólar a tres pesos contribuyó a desarrollar este boom turístico", pero insistió en el desafío de "hacer sustentable y sostenible en el tiempo este fenómeno".

En 2003 arribaron al país 1.288.780 viajeros foráneos, la mayoría de Brasil, Chile, Estados Unidos y España, pero los flujos que más crecieron fueron los de Sudáfrica, México, Colombia, Brasil, España, Venezuela, Estados Unidos e Italia.

El recalcitrante verano de Buenos Aires obligó a los porteños a rumbear masivamente hacia los balnearios atlánticos y en la ciudad se hace notoria la presencia de norteamericanos, japoneses, italianos, colombianos y ecuatorianos que las recorren con cámara fotográfica en mano y mochila a la espalda.

Los barrios de La Boca, Recoleta y Puerto Madero, al igual que teatros, museos y los centenares de cafés porteños congregan a los visitantes que, según cálculos de la subsecretaría de Turismo de la Ciudad, gastarán entre 290 y 330 millones de pesos (unos 100 millones de dólares) hasta marzo.

A nivel nacional, las plazas para la temporada aumentaron de 1.200 a 5.000 y en la Capital la ocupación en hoteles de cuatro y cinco estrellas en diciembre y los primeros días de enero rondó entre el 55 y 70%, cuando en el verano 2003 había sido del 20%, según cifras oficiales.

Para la mayoría de los turistas extranjeros, Buenos Aires es la primera escala de un largo viaje por el país, que incluye, entre los principales destinos, diversos lugares de la Patagonia como Bariloche, El Calafate y Ushuaia, pero también las Cataratas del Iguazú, el semidesértico noroeste y el imponente paisaje cordillerano de la provincia de Mendoza, pródiga en buenos vinos.

El poder adquisitivo del billete verde (2,92 pesos) o del euro (3,70 pesos) que portan los turistas no solo se percibe en los tradicionales comercios de productos autóctonos y cueros, sino también en los de ropa deportiva y blanca, al igual que en los vinos, cuyos precios también hacen diferencia.

Según la subsecretaria de turismo de Buenos Aires, Marcela Cuesta, "el incremento del turismo en la Ciudad se debe a la mayor cantidad de cruceros que arriban al puerto y el aumento de las frecuencias aéreas en los últimos meses, pero también a la recuperación de la imagen de Buenos Aires y de Argentina en el exterior".

Son varios los factores que han contribuido al fenómeno y entre los más curiosos podría mencionarse el llamado 'efecto Máxima', en alusión a Máxima Zorreguieta, la esposa del príncipe heredero de Holanda, Guillermo Alejandro, quien alimentó el mito de la bella y lejana Patagonia.

La familia de Máxima suele vacacionar en esas tierras, en especial en Villa la Angostura, donde estuvo la princesa con su marido esquiando y pescando truchas, y en Bariloche, donde el hermano de Máxima es propietario de un bar.

También el magnate norteamericano Ted Turner, el empresario italiano Luciano Benetton y el financista húngaro-estadounidense George Soros eligieron las estancias enclavadas al pie de las montañas y los lagos patagónicos.
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