ISLA REY JORGE, Antártida.- El Rey de España dio hoy por cumplido, por fin, uno de sus mas reiterados deseos, el de visitar en la Antártida las dos bases científicas españolas establecidas allí desde hace trece años.
El gesto de apoyo de Don Juan Carlos a la comunidad científica española, pospuesto hace años, pudo hoy realizarse con cierta comodidad debido al buen clima que, como excepción, imperaba en el archipiélago Shetland del Sur, en donde se encuentran las dos islas visitadas, Livingston y Decepción.
Don Juan Carlos realizó este recorrido acompañado de un más que reducido séquito compuesto por el ministro de Ciencia y Tecnología, Juan Costa, el jefe de la Casa del Rey, Alberto Aza, y personal médico y de seguridad, que tuvieron que emplear para ello un complejo sistema de transporte, con intervención de avión, helicóptero y barco.
El Rey viajó desde Punta Arenas hasta la base chilena en la Antártida situada en la isla Rey Jorge, un territorio compartido con Rusia y otros países siguiendo el mandato del Tratado Antártico, que en 1961 convirtió este continente en una especie de "terreno de todos", con todas las reivindicaciones de soberanía congeladas por cincuenta años.
En Rey Jorge, Don Juan Carlos estuvo acompañado por el presidente de Chile, Ricardo Lagos, con quien, a modo de ejemplo, visitó un criadero natural de lobos marinos y comprobó la forma en que, como en toda la Antártida, se evita cualquier tipo de contaminación del medio ambiente, ya que, no en balde, allí está el 75 por ciento del agua dulce no contaminada del planeta.
El Rey se despidió de Lagos recordando la importancia de la unión de los países iberoamericanos; Lagos, a su vez, habló de los "valores compartidos" por los dos países de cara a su "futuro común", y ambos simbolizaron esa buena sintonía en un abrazo "de hermano y de amigo".
Debido a los retrasos originados por el mal tiempo de ayer, y a la brevedad de la noche austral, el Rey apenas pudo dormir cuatro horas mientras navegaba a bordo del rompehielos chileno "Contralmirante Viel Toro" antes de, en helicóptero, desplazarse a la Isla Livingston.
Allí, junto al ministro Costa, visitó a los científicos de la base Juan Carlos I, que desarrollan su trabajo aprovechando el "buen tiempo" del verano austral, que permite al termómetro subir en ocasiones hasta los cero grados, como fue el caso de hoy.
Después, se desplazó por el mismo medio hasta Decepción, en donde científicos y militares comparten labores de investigación en la base Gabriel de Castilla, bautizada así para recordar al gobernador del Callao que descubrió la Antártida en 1603.
Don Juan Carlos compartió un almuerzo a bordo del rompehielos con una representación del centenar de científicos y militares que integran este año el relevo en las bases, y llevan a cabo también esa labor de investigación desde el buque de apoyo español Las Palmas, que este año sustituye en esa función al Hespérides, que está en dique seco para su modernización.
A su pesar, el Rey no pudo visitar el campamento científico instalado este año en Caleta Cierva, un paraje ya situado en la Antártida continental, demasiado alejado para las posibilidades logísticas de la expedición.
El ministerio de Ciencia y Tecnología, que gestiona los 18 proyectos de investigación que se llevan a cabo este año, aporta para ello una media de cinco millones de euros anuales, que se suman a los gastos de Defensa y de universidades como las de Granada, Valencia, Madrid, Cádiz o Canarias.
En el encuentro con los hombres y mujeres de ciencia que integran estas bases, el Rey se interesó por algunos de los trabajos que llevan a cabo en relación con la capa de ozono y el cambio climático, la vulcanología y la sismología, o el desarrollo de especies vegetales en condiciones de frío extremo.
Don Juan Carlos, después de convertirse en el primer Rey que visita la Antártida, regresará hoy mismo a Madrid, de donde partió, junto a la Reina, el pasado martes, para realizar la visita de Estado a Chile que antecedió a su expedición al llamado continente blanco.
