"El índice de Estados Unidos contiene los nombres de cinco millones de terroristas conocidos y otras personas que representan un problema potencial", escribió en un documento confidencial Brian Davis, un funcionario de inmigración canadiense, que trabaja en París (Francia).
El documento, revelado por el diario canadiense Toronto Sun, salió a la luz pública luego de que un abogado de Montreal -Richard Kurrland-, pidió que fuera 'desclasificado' apelando a la ley de Acceso a la Información de su país.
La 'lista maestra', como la denominan, fue dada a conocer por funcionarios de la embajada de Estados Unidos al Comité de Inmigración de Canadá, según consta en el documento de Davis.
De acuerdo con el diario de Toronto, los nombres de la lista son comparados con los nombres de quienes aplican para visas de entrada a Estados Unidos, en todos los países del mundo, o de quienes van a abordar un vuelo con destino a Norteamérica.
"Cualquiera al que le aparezca el nombre en la lista es interrogado o le prohiben la entrada a Estados Unidos", dice el Sun.
El diario cita concretamente al caso de los pasajeros que viajaban en dos vuelos de British Airways a finales de diciembre y principios de enero.
De hecho, para esos días se cancelaron un total de siete vuelos que tenían como destino aeropuertos de ese país y según declaraciones oficiales se debió a información de inteligencia compartida con Washington.
Los detalles de la 'lista negra' se mantiene en extremo secreto por las autoridades de Estados Unidos y no se sabe de nacionalidades o nombres contemplados en ella.
Más de 100 agencias
Todo indica que la enorme base de datos surgió tras la reestructuración que se llevó a cabo en los organismos de seguridad y las agencias de inteligencia de Estados Unidos tras los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York y Washington.
Y encaja con las extremas medidas que en materia de migración hacia el país norteño se dieron a conocer a principios de este año.
En junio del 2002, el presidente George Bush anunció la creación de Departamento de Seguridad Nacional para coordinar y unificar las competencias relacionadas con la seguridad interna y la lucha antiterrorista.
Un cambio que llegó a ser calificado como la mayor reingeniería de ese gobierno en los últimos 50 años y que pretendía, entre otros puntos, corregir las fallas de coordinación entre las agencias de inteligencia que no valoraron a tiempo información crucial para prevenir la tragedia de las Torres Gemelas.
El plan del presidente estadounidense George W. Bush -que se hizo realidad en el 2003- dio pie a una especie de instancia coordinadora de las más de 100 agencias y oficinas federales, con 169.000 funcionarios y más de 37.000 millones de dólares de presupuesto, dedicadas al tema de la seguridad en el país.
Asimismo, entre los cambios, se fortaleció también la autoridad de inmigración que quedó fundida con el mencionado Departamento de Seguridad Nacional, como una manera de garantizar que se intercambie información de entradas y salidas con agencias como la Central de Inteligencia (CIA) y la policía internacional (Interpol).
Entre los mecanismos que se desarrollaron -y que no han sido desmentidos por el gobierno Bush- está este tipo de 'lista negra' que centraliza toda la información dispersa en distintos organismos, pero solo hasta ahora se da a conocer un número de sospechosos reseñados.
Aerolíneas comienzan a reportar
Esta bases de datos, no obstante, tiene flancos débiles, como por ejemplo que quienes pretenden cometer un crimen pueden utilizar nombres falsos o que la existencia de homónimos puede llevar a tratamiento injusto a inocentes.
Para resolver esa dificultad, entre otras, Washington ha comenzado a poner en práctica en el 2004 estrictas medidas de control fronterizo.
Una de ellas, que precisamente se aplicará a partir del próximo domingo, obliga a todas las aerolíneas a facilitar al Departamento de Seguridad Nacional distintos datos de sus pasajeros que pretenden ingresar a Estados Unidos.
El propósito es asignar a cada uno un número y un color de acuerdo al peligro potencial que pueda representar. Si es color rojo, la persona no podría abordar el avión. Si es amarillo, deberá ser sometida a un detallado escrutinio antes de entrar. Y si es verde solo necesitará la revisión de rutina.
Según las autoridades, el sistema, llamado Capps2, permitiría comprobar si el viajero es la persona que dice ser. Una vez verificada su identidad, el sistema comparará a esa persona con las listas de criminales prófugos y los sospechosos de terrorismo.
Ese requisito para las aerolíneas se suma al que viene funcionando desde el 5 de enero, conocido como US Visit y que obliga a todos los extranjeros que entren a Estados Unidos a dejarse fotografiar y tomar sus huellas digitales en el control de inmigración.
Los funcionarios de inmigración podrán así comparar la información recibida con la del pasaporte y con la que ellos tienen en la 'lista negra'. El Departamento de Seguridad Nacional dijo en su momento que un 1 por ciento del total de 24 millones de personas que anualmente visitan este país, tendrán problemas con su registro de entrada.