MONTEVIDEO.- El nuevo comandante en jefe del ejército uruguayo exhortó a dejar de lado el "pasado violento" de más de tres décadas atrás, reafirmando que no habrá revisionismo para evitar seguir "tensando cada vez más la cuerda".
El general Santiago Pomoli habló el lunes en un acto al asumir el cargo de comandante en jefe del ejército, la fuerza más cuestionada por su papel en la represión contra el terrorismo y sus secuelas, la dictadura militar y una treintena de desaparecidos.
También asumieron los nuevos comandantes de la armada, Tabaré Daners y de la fuerza aérea, Enrique Bonelli, en los recambios habituales de mandos castrenses.
Pomoli, señaló que "este es el momento de aceptar, en forma concluyente y para siempre, lo que la inmensa mayoría de nuestros conciudadanos laudó", en referencia a la llamada Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado sancionada en 1986 por el congreso democrático y aceptada por más del 55% de los votos en un plebiscito de 1989.
En 1985, el congreso electo a la salida de la dictadura militar de casi 12 años, amnistió a los terroristas tupamaros y de otros grupos y liberó a los presos políticos.
Pomoli advirtió que los reclamos para que se revise el pasado "pretendiendo imponer a ultranza determinados puntos de vista" pueden traer "rencor y quizás nuevos conflictos. ¿Hasta cuando se seguirá, año tras año, planteando las mismas cosas, reclamando los mismos imposibles, tensando cada vez más la cuerda y obteniendo siempre las mismas respuestas?", se preguntó.
A fines del año pasado, el juez penal suplente, Alejandro Recarey, originó una crisis cuando decidió citar a militares a declarar sobre casos de desaparecidos. La orden no fue cumplida, trascendiendo a la prensa que los convocados recibieron la protección del arma que los albergó en sus cuarteles.
La Ley de Caducidad impide el juzgamiento de uniformados acusados de violaciones a los derechos humanos y desde el restablecimiento democrático, tras negociaciones con el Partido Colorado, ahora en el gobierno, el izquierdista Frente Amplio y la Unión Cívica, se acordó una salida política a la dictadura convocándose a elecciones en 1984. El partido Nacional, de centro, no intervino en esas negociaciones porque su principal líder, Wilson Ferreira Aldunate, estaba preso.
Pomoli, al aludir al "pasado violento" admitió que el Estado y la sociedad tuvieron "actitudes intolerantes y cometieron desvíos", y en ese marco convocó a "transitar el camino de la concordia, siendo muy respetuosos del dolor".
