SEÚL.— Por tercera vez el Parlamento surcoreano postergó la votación sobre el acuerdo de libre comercio suscrito con Chile, en medio de disturbios y protestas de los agricultores que se oponen a dicho tratado.
"Los legisladores reanudarán el debate sobre el tema más tarde esta semana", dijo el presidente de la Asamblea Nacional Park Kwan Yong.
La aprobación del TLC debió ser aplazada nuevamente debido al desacuerdo entre los políticos, que tras tres horas de discusiones a favor y en contra del tratado, sólo lograron ponerse de acuerdo en cuanto a que la votación se haría mediante voto abierto.
Sin embargo, no se pudieron solventar las discrepancias entre el presidente de la Asamblea Nacional Legislativa, Park Kwan Yong, que quería la clásica votación con papeletas, y los diputados de zonas rurales que más se oponían al TLC y que pretendían hacerlo de forma electrónica.
Ante las tácticas dilatorias y la imposibilidad de proceder a la votación, el presidente del Legislativo decidió que el próximo miércoles se convocará a una reunión de ministros de Finanzas y de Agricultura para buscar la mejor forma de ayudar al sector agrícola ante las consecuencias negativas teóricas que la apertura de los mercados tendrá en el sector.
El presidente fijó también el próximo día 16 para convocar un plenario con la intención de poder votar el polémico TLC, firmado entre los Gobiernos de Chile y Corea del Sur en febrero del año pasado.
Mientras los políticos intentaban ponerse de acuerdo en el Parlamento, en la explanada del exterior cerca de 20.000 agricultores de todo el país se manifestaban violentamente en rechazo al tratado, y hubo enfrentamientos en los que resultaron heridos un centenar de manifestantes y policías.
El Gobierno desplegó cerca de 9 mil policías para controlar a los manifestantes y evitar que el tráfico de la zona fuera caótico.
En un comunicado, los agricultores reiteraron que el TLC significa la ruina para el sector agrícola del país y que no debe ser considerado como una cuestión de "regateo político" porque se trata de defender la "soberanía alimenticia" y el futuro de la agricultura surcoreana.
