WASHINGTON.- Las autoridades judiciales de los estados de Texas y Oklahoma en EEUU aplicaron hoy la pena de muerte a dos asesinos en ejecuciones realizadas en forma casi simultánea.
Cameron Willingham, de 36 años, declarado culpable de asesinar a sus tres hijas en 1991, fue ejecutado con una inyección letal en el penal de Huntsville (Texas).
Casi al mismo tiempo, en McAlester (Oklahoma), era ejecutado Norman Richard Cleary, de 38 años, quien ese mismo año mató a una mujer encargada de la limpieza durante un asalto a una residencia.
Fuentes de la penitenciaría de Huntsville dijeron que Willingham afirmó hasta su último minuto que era inocente del asesinato de sus tres hijas.
"La única declaración que tenga que hacer es que soy inocente, convicto por un crimen que no cometí. Me han perseguido durante 12 años por algo que no hice", dijo antes de ser postrado en la camilla donde se le aplicó la inyección que le causó la muerte.
Willingham fue el séptimo asesino ejecutado ese año en Texas, estado que ha aplicado la pena de muerte a 320 personas desde que el castigo fue restablecido en 1982.
En Oklahoma, Cleary admitió su culpabilidad y en su última declaración manifestó su deseo de "ofrecer disculpas a los familiares de la víctima. Quiero decirles que siento mucho haberles causado tanto dolor".
Claery mató a Wanda Neafus, de 44 años, de cinco balazos en la cara y el cuello cuando intentaba robar en la casa en la que trabajaba la mujer.
Fue la ejecución número 71 en Oklahoma desde que se restableció la pena de muerte en ese estado en 1977.